La única orden que dio Diosdado Cabello en las veinticuatro horas en las que fue presidente de Venezuela fue mandar a veinte hombres para rescatar a Hugo Chávez del comando rebelde que lo retenía en la base naval de la isla La Orchila. El 11 de abril del 2002 el alto mando militar, comandado por el general Lucas Rincón, había respaldado el paro petrolero promovido por Fedecamaras. En unas cuantas horas detuvieron a Hugo Chávez, ocuparon el palacio presidencial de Miraflores e hicieron juramentar a Pedro Carmona como presidente. Desde el populoso barrio del 23 de enero la gente, inconforme, empezó a bajar de los cerros para impedir que el golpe de estado se consolidara. Uno de los hombres que comandó a la gente fue Cabello, entonces vicepresidente ejecutivo, quien, con la ayuda de los paracaidistas de Barinas que aterrizaron en Caracas, sofocaron la rebelión.
La fidelidad de Diosdado Cabello con Chávez nació desde el mismo día que lo conoció. Él cursaba segundo año de ingeniería en la Escuela Militar de Venezuela, cuando vio por primera vez al Capitán Chávez Frías, quien desde esa época tenía fama de ser un tipo plantado, de ideas socialistas, completamente extrañas en un batallón. Los unió el béisbol y las ganas de liberar a Venezuela de la opresión petrolera. Juntos participaron de la intentona golpista del 4 de febrero de 1992 que estuvo a punto de derrocar a Carlos Andrés Pérez. Por su bajo rango no tuvo que pagar cárcel como si lo hizo su líder. Seis años después llegaría a la presidencia democráticamente. Su primer cargo fue Director de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (1999-2000), Ministro de la Secretaría de la Presidencia en el 2001 y, era el Vice cuando lo sorprendió el golpe.
Sus horas como presidente fueron de incertidumbre y angustia. Los rumores decían que Chávez había sido fusilado. Después se supo que un soldado lo había encañonado en el pecho. El 14 de abril Chávez llegó a Fuerte Tiuna y Diosdado le transfirió el poder. Carmona se asiló en Colombia lo que generó los primeros comentarios mordaces de Cabello contra el presidente Pastrana. Con Uribe, y siendo él Ministro del Interior, los insultos se recrudecerían aún más.
Cabello acusó al Presidente de Colombia de haber infiltrado paramilitares en su país para matar a Hugo Chávez y Maduro“(Uribe) es enemigo de Venezuela y de la paz de la región. Es un guerrerista, un peón de los gringos y no le importa absolutamente nada. No tiene escrúpulos de ninguna naturaleza”, dijo en julio del 2008 Cabello mientras terminaba su mandato como gobernador del Estado de Miranda.
En de junio del 2014, cuando arreciaban las protestas contra el gobierno de Maduro, acusó a Uribe de haberlas instigado con propaganda falsa “Ojalá el presidente Uribe se mantenga alejado de Venezuela, que saque sus garras de este país, que sus alumnos de aquí de Venezuela no estén recibiendo de parte de él ni financiamiento ni instrucciones. Eso es lo que nosotros pedimos”. La conclusión de esta retahíla de insultos fue decir que “Uribe es una lacra social”. La inquina contra los políticos colombianos no se detuvo ahí
El 30 de octubre del 2015 le contestó a este trino de Juan Manuel Santos previo a las elecciones legislativas de ese país
De esta manera “Si usted no tiene nada bueno que decir métase la lengua en el bolsillo porque eso no es problema suyo lo que ocurre aquí en Venezuela. Nosotros no nos metemos en asuntos internos de Colombia” además comparó a Santos con Uribe y le endilgó los falsos positivos “Ya que él era el Ministro de defensa en esa época”.
Los últimos dardos del ahora diputado chavista fueron contra el Vicepresidente Colombiano Germán Vargas Lleras después de que este, en un acto de entrega de casas del Gobierno en Tibú, dijo que esas viviendas jamás serían para los “Venecos”. Desde su programa televisivo Con el mazo dando Cabello, el pasado 2 de febrero, no se contuvo en insultos “Yo le puedo decir al vicepresidente colombiano que es un hijo del gran puto. No estoy haciendo nada malo. Él no puede sentirse ofendido para nada porque él es muy amplio de criterio(…)A los venezolanos, por humildes que sean, exigimos respeto”.
El 9 de febrero, en plena celebración del tercer aniversario de su programa, Diosdado volvió a soltar su retahíla frente a Vargas Lleras: “Hijo del gran puto le dije la semana pasada o bueno le envié un saludo al vicepresidente colombiano con mucho afecto y cariño, a alguien que es demasiado tolerante y que fue capaz de llamarnos ‘venecos’, con mucho cariño y no debe molestarse si digo ‘hijo de puto’. Hasta puedo decir que es un gran hijo de puto porque él no se molesta porque es muy amplio”.
Los opositores venezolanos dicen que estos insultos a Vargas Lleras, como los anteriores a Uribe y a Santos, son solo una cortina de humo que busca tapar los verdaderos problemas que consumen a Venezuela y de la pugna interna entre Maduro, Tareck El Aissami y Diosdado, los tres hombres más duros del chavismo. Su papel en la nueva Asamblea Constituyente.