El panorama que se avizora en el futuro próximo para Colombia no es nada consolador. Quien salga elegido como presidente no la tiene nada fácil.
La rampante corrupción de quienes debieran ser modelos de honradez administrativa, de justicia y de defensa de la sociedad civil; la violencia recrudecida en los campos, ciudades, carreteras y mares, las masacres, los asesinatos, los feminicidios, las violaciones de niñas y niños, la carestía de la canasta familiar, el desempleo, la salud en cuidados intensivos, los campesinos viendo morir sus cosechas y animales al abandonar su tierra, los desplazados, y como para rematar, la peor plaga de todas, el consumo de drogas y el narcotráfico.
Los gobiernos que hemos tenido no han podido, y muchos dirán, no han querido hacerle frente a semejante desafío, al contrario, cuando uno intentó, mediante tratado de paz, conseguir que se acabe la guerra, el otro, amante de la guerra, hizo cuanto pudo para acabar con ese tratado, y de ahí, las consecuencias que estamos viviendo actualmente.
Ante toda esta realidad, es preciso que elijamos al candidato que se le mida a semejante monstruo, que no es sencillo derribarlo, David se enfrentó al gigante Goliat y lo venció utilizando su honda en el nombre de Yahvé.
Que me perdonen los biblistas, yo pienso que en este caso, David somos todos los colombianos, que nuestra honda con la cual vamos a vencer a Goliat es nuestra oración y nuestro voto limpio, libre, bien pensado, de opinión y no de agache.
Nuestra ciudad de Ipiales es una muestra de lo que sucede en toda Colombia, todos queremos que haya un verdadero cambio, que haya paz, tranquilidad, que no tengamos que confinarnos a las seis de la tarde, que ya no nos engañen más con promesas que nunca se cumplen, así debe ser, entonces ¿por qué estamos como estamos?
Por la sencilla razón de que nosotros mismos somos los culpables, puesto que a la hora de elegir, o nos abstenemos, o votamos por sentimientos politiqueros y no a la luz de la razón.
La esperanza es que en esta oportunidad no se repitan idénticas equivocaciones. Es claro que Dios quiere salvar a Colombia, pero siempre el actuar de Dios es mediante nosotros sus seguidores como lo hizo por medio de David.
Igualmente la Virgen María un su cántico de Magnificat dijo “Dios hace proezas con su brazo: dispersa Dios hace proezas con su brazo; dispersa a los soberbios de corazón, Derrida del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos”. Espero que se cumpla esta profecía.