Soy apolítico pero eso no quiere decir que no me interese por la política, en especial por la criolla que cada vez me divierte más. El último hecho político que me llamó la atención desde la aparición de una noticia judicial, basada en un boletín oficial de la Procuraduría General, fue esta: “La Procuraduría General de la Nación citó a juicio disciplinario al alcalde de Valledupar, Augusto Daniel Ramírez Uhía, y al secretario general José Juan Lechuga Zambrano, por presuntas irregularidades en la renovación de la Plaza Alfonso López y peatonalización de acceso, por más de 8 mil 300 millones de pesos…”.
La noticia invitaba a leer otras notas relacionadas y fue ahí cuando encontré lo curioso, divertido y folclórico del asunto que me atañe, y que en últimas me motivó que me atreviera a escribir este texto que solicito a ustedes sea publicado, con la advertencia de que no intento defender a ningún candidato en particular de los que aspiran a ganar la alcaldía de la capital cesarense.
Resulta que días atrás se había publicado con más despliegue que el candidato conocido como el Mello Castro había tomado como una de las puntas de lanza de su campaña los sobrecostos de la supuesta modernización de la emblemática Plaza Alfonso López. Hasta ahí el debate parecía lógico, pues la información que se escucha y rumora y publica en redes sociales es que el contrincante del Mello, Ernesto Orozco, es el candidato “oficial” del alcalde Ramírez Uhía.
Y aquí comienza lo divertido, lo insólito y tropical: La Red de Veedurías descubrió que del negociazo de la remodelación de la plaza, uno de los que sacó su buena tajada (más de 1.300 millones de pesos) resultó ser el hermano del Mello. Sí, el Mello, el mismo que ahora es candidato. Pero allí no termina este fabuloso cuento: el hermano del Mello es, a su vez, el gerente de la campaña. Y, lo más divertido, el propio candidato, sí, el Mello, siendo diputado, fue uno de los que promovió desde la Asamblea Departamental la aprobación presupuestal para que el alcalde Ramírez Uhía pudiera iniciar las obras de la plaza. Sí, señores, así como lo leen, las mismas obras de las que se benefició de forma multimillonaria hoy el propio candidato.
Así las cosas, podría pensarse que el candidato Mello Castro gestionó el dinero con el que se le pagaría a su hermano meses más tarde, como representante legal de una de las empresas el consorcio que se ganó el contrato de modernización de la plaza.
Nuestra Red de Veedurías denunció este aberrante hecho ante Fiscalía y Procuraduría, aportamos el contrato de cesión del contrato original. Pasó del Consorcio Alfonso López a manos de Inversiones Taico S.A.S. el 15 de junio del 2O18, es decir cuando, muy seguramente, el Mello Castro ya tenía definido que sería el candidato a la alcaldía.
Y sigue la noticia: “En la cesión, a nombre de Inversiones Taico SAS, el afortunado hermano del Mello Castro firmó en calidad de representante legal. Lo mismo ocurrió con el documento en el que se aprobó finalmente la cesión del contrat"o.
En su defensa, el hermano del candidato argumenta que presentó sus renuncia como representante legal de Inversiones Taico SAS, el 25 de setiembre del 2018. Pero cursan documentos oficiales que prueban que “el hermano” recibió 1.347 millones de pesos girados por la alcaldía, gracias al presupuesto que el hoy candidato ayudó a aprobarle al alcalde, cuando fungía como diputado.
Nosotros como veeduría ciudadana solicitamos la semana pasada a los órganos de control a que averigüe su veracidad de si los dineros del multimillonario contrato de la plaza pasaron a las finanzas de la campaña Mello Alcalde. Es decir que ese dinero recibido por Inversiones Taico SAAS, pudo haber servido para financiar la campaña del candidato, el mello.
La decisión de la Procuraduría, iniciando el juicio disciplinario contra el alcalde Uhía, pareciera empezar a darle la razón a la Red de Veedurías, pues en principio establece una serie de irregularidades en el proceso y ejecución del contrato.
Y no faltan los que insinúan que el candidato Mello lo que hizo fue tratar de dejar la idea en el ambiente de que atacaba al alcalde por el contrato, pero más con la intención de desviar la atención y generar una supuesta imparcialidad, ante que con la intención de denunciar un posible caso de corrupción. Como sea, ganó con cara y volvió a ganar con sello.
Por eso el titular de este escrito: Dios los crea, la política los separa y la palta los vuelve a unir. Y la política también los volverá a unir, seguramente, en unas próximas elecciones.
