Somos muchos los seguidores de Cristo que nos cansamos de escuchar las incoherencias de personajes cristianos en Colombia que se autodenominaron “voceros” de nuestra fe. Por lo tanto me tomo el espacio de Las2Orillas para expresar que precisamente por ser apasionada seguidora de Jesucristo, estos pastores, youtubers, diputados, y políticos cristianos no nos representan por no representar al Dios de la Biblia, el Dios en que creemos.
Después del 2 de octubre tuve la sorpresa de ver la polarización política que se destapó en el Plebiscito por la Paz. Los panfletos, insignias, prédicas y propaganda política hechas por aquellos que consideraba “hermanos” en la fe me llevaron a un cuestionamiento muy profundo en cuanto a lo que sucede con gran parte del cristianismo en Colombia. Llegué a la conclusión de que buena parte de la Iglesia cristiana colombiana vive algo muy diferente al verdadero cristianismo.
Si se trata de hablar de Biblia el debate es bastante extenso. Solo puedo decir que se nota la falta de entendimiento integral del texto Bíblico y la falta de estudio y formación teología de muchos pastores y líderes cristianos actuales. Me sorprendió particularmente cómo escogieron con la punta de los dedos una decena de versículos que hablan de leyes, de regulaciones y de cosas que fueron aplicadas al contexto hebreo de hace muchos siglos, y que de hecho no saben cómo se traduce a nuestro contexto histórico, pero ignoraron completamente los cientos de versículos que hablan de la justicia, del amor al prójimo, de la generosidad, de la eliminación de la pobreza, entre otros.
Solo basta citar ejemplos obvios de la historia para mostrar como el uso de la Biblia sin entenderla, terminó siendo la mejor herramienta del mal. Atrocidades como La esclavitud, la segregación en Estados Unidos, el apartheid en Sudáfrica, e inclusive el nazismo alemán tuvieron como voceros a pastores y a versículos bíblicos que aparentemente los justificaban. En ejemplos más cotidianos se ha usado la Biblia para justificar la poligamia, la violencia doméstica, la opresión a la mujer, el abuso a menores, entre otras. Todo esto producto de textos bíblicos sacados de su contexto histórico, su lineamiento con la Biblia entera o simplemente manipulados bajo intereses particulares. Recitar versículos Bíblicos no hace a nadie creyente y mucho menos santo. El mismo diablo se sabe la Biblia de memoria.
Jesucristo afortunadamente nos dejo claro cual es el fundamento de nuestro sistema de creencias. En Mateo 22:36-40 el mismo Jesús es abatido por un religioso fariseo (véase la similitud con los religiosos actuales) quien tendiéndole una trampa para poder condenarlo según la ley le preguntó: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento mas importante de la ley? Jesús responde: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con todo tu ser y con toda tu mente. Este es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo es ama a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas”. Más claro no lo pudo decir. Toda la Biblia se resume en eso.
Sin embargo, no logro entender de dónde y cómo ahora salen a predicar y a tomar vocería por los cristianos aquellos que están llenos de odio y no de amor, aquellos que no practican la justicia sino que toman el lado del opresor, aquellos que dicen que su lucha no es contra “sangre y carne (tradúzcase como seres humanos) sino contra principados y potestades espirituales” pero salen a demonizar a personas y a atacarlas directamente como lo hacen con los LGTBI y prácticamente todos aquellos que pensamos diferente a ellos. Estos pastores llenos de fanatismo y de odio arremetieron en contra de un proceso de paz que incluía a los LGTBI y a las mujeres y que permitía a los primeros un reconocimiento y representación dentro del marco de la construcción de paz estable. Con esto aclaro, los LGTBI que si bien no comparten nuestra moral y estilo de vida, no solo merecían ser reconocidos y protegidos en los acuerdos, sino amados, respetados y escuchados por nosotros los cristianos.
¿Acaso son los homosexuales el principal “enemigo” a combatir en un país que es el tercero más desigual del mundo, el primero en número de desplazados, el que tiene a la guerrilla más vieja, el que ha dado más víctimas civiles en guerra que todo el planeta con todas las guerras juntas? ¿Acaso “Amar al prójimo como a mi mismo” no significa preocuparnos y cuidar de nuestro prójimo como cuidamos de nosotros mismos? ¿Entonces donde han estado estos pastores para ayudar a esos desplazados, para protestar y presionar en contra del mar de corrupción en el que vivimos, para ser la voz de las víctimas del conflicto armado que no han sido escuchadas, para haber prevenido que miles de niños guajiros murieran de desnutrición, y en las otras miles de ocasiones en las que se les ha necesitado? La respuesta es obvia. Se les perdió el segundo mandamiento más importante, pero para reemplazarlo, ahora salieron con uno que a su criterio les pareció mejor: “odiar a los homosexuales” y “condenar al infierno a los ateo-marxistas, castro chavistas y ateos”.
Estos “eruditos” de la fe desconocen que parte de lo que ellos llaman “socialismo ateo” se dio en países donde la religión se había convertido en mecanismo de dominación y explotación, donde abundaba la pobreza y la inequidad y donde los líderes religiosos aprobaban y ayudaban a los opresores en lugar de a los oprimidos (nuevamente véase la similitud con la realidad colombiana). Fue en gran parte la politización de la religión lo que llevo a pensadores como Marx a declarase ateo y a nominar a la religión como opio del pueblo. Yo como seguidora de Jesucristo también llamo a la religión, incluida la cristiana como el opio del pueblo. Les hace falta leer historia básica a estos pastores.
Critican el hecho de que Colombia es un Estado laico con la completa ignorancia de que gracias a ese Estado Laico es que se permite la libertad de culto y de conciencia que nos abrió espacio, ya que la constitución anterior había mantenido a los cristianos evangélicos excluidos y sin derecho a voz y reconocimiento civil y político. También desconocen que bajo un Estado religioso en Colombia se justificó el asesinato de mas de 2.500 cristianos evangélicos, con las mismas razones fanáticas y de odio de otro sector del cristianismo que nos veían a los evangélicos como el diablo a combatir. Si hicieran la tarea de estudiar su propia historia, le darían las gracias a Dios por permitirnos llegar a un Estado Laico.
Ahora entonces pretenden imponer sus ideas religiosas y “cristianizar” el Estado, la Constitución, los acuerdos de Paz y por ultimo pretenden llegar a tener un pastor cristiano como Presidente de la República. Me da pánico pensar que en un futuro haya un pastor presidente, si hasta el momento los pastores en la política han resaltado por su ignorancia de la fe cristiana, analfabetismo histórico y político, por su falta de coherencia, por sus contradicciones, por su pensamiento excluyente y sesgado, e inclusive por su corrupción y por sus crímenes. Pastores en la política no por favor Dios, seguidores de tu hijo Jesucristo, sí.
Me da pánico pensar que en los colegios se imponga la Biblia como manual de convivencia si como ellos la interpretan justifican el odio, la discriminación, la exclusión, la violencia, el abuso a la mujer, la existencia de pobreza y de inequidad, entre muchos otros males. Aclaro, yo creo en la Biblia completamente y me encantaría ver sus verdaderos principios plasmados en los colegios. Pero porque la entiendo sé que ni esta, ni la fe en Dios puede ser impuesta, sino al contrario con plena libertad debe ser escogida por quienes así lo deseen. Imponer nuestra fe es una antítesis, una contradicción al Dios que precisamente nos da al ser humano la libertad de escoger. Quienes pretenden imponer la fe cristiana, no representan a Dios.
Estos pastores y demás personajes no representan el verdadero cristianismo. Y que ellos lleguen a gobernar sería una catástrofe. Dios nos libre de semejante tragedia.