Pensábamos que el sesenta y cinco por ciento de cada uno de nosotros era agua y parece que no, que es cocaína. Casi el setenta por ciento de los billetes de curso legal tiene restos de esta droga. De cierta manera es como si usted acabara de descubrir que el dinero que tiene en la billetera conserva un lado oscuro, un subconsciente que influye en su manera de invertir y que esclarecería alguna de sus frivolidades. Nosotros desconocíamos por qué hacíamos las cosas hasta que el gran Sigmund Freud descubrió ese espacio impalpable e inmaterial desde el que recibimos órdenes. A lo mejor ahora podríamos entender por qué el dinero actúa de forma tan extraña, sobre todo cuando sus intereses entran en conflicto con los nuestros.
Es difícil dejar de creer en el niño Dios, pero crecer también tiene sus ventajas. Creíamos que el dinero venía del Estado como los bebés de la cigüeña, y resulta que no, que viene de las 168 mil hectáreas sembradas con coca en Colombia, Perú y Bolivia. Esta es la verdadera razón de que en pleno 2017 aún no se legalice la droga. Es más, ni siquiera está legalizado el subconsciente. En la vida hay asuntos de naturaleza clandestina. La mayoría del dinero que usted y yo nos ganamos con tanto sacrificio, primero pasa por las sucias manos del narcotráfico, significa que gran parte de la realidad se esfumaría de un solo porrazo con su legalización. De la misma manera que sin subconsciente nos quedaríamos en ceros, sin drogas se esfumaría el setenta por ciento del sector financiero, de los centros penitenciarios, del fútbol, de las campañas políticas, de las empresas. Hasta el Ministerio del Interior correría el peligro de convertirse en una tienda de barrio con la legalización de esa industria ilegal que, a pesar de todo, es el motor del mundo, o de por lo menos un setenta por ciento.
Aquí la cuestión es que no comprendemos por qué las máximas autoridades no nos dicen la verdad. Ya sabemos que los bebes no vienen de las cigüeñas. Poco a poco hemos podido soportar que el dinero no venga del Banco de la Republica o de la Reserva Federal. Asimismo nosotros, cuando venimos del prostíbulo, decimos que venimos de la oficina. En fin, nada es como parece. El setenta por ciento de la plata que se invierte por las autoridades a nivel mundial para la guerra contra las drogas procede de la cocaína. Paradójico, ¿no? Es decir, que se trata de una información antipsicótica, que no se logra entender.