William, hijo de campesinos de uno de los 350 corregimientos conectados por los rios de Tumaco pasó toda su vida, hasta los 28 años, sin mucho que hacer. Además de medir un metro, era tan pobre como la mayoría en el Pacífico; no tuvo oportunidades de estudio y mucho menos de trabajo. Cuando el actual alcalde Julio Rivera, lo conoció, se asombró de su entusiasmo y el interés por cambiar las cosas en Tumaco. Le ofreció que de ganar la Alcaldia le daría empleo. Y le cumplió. Le dio un puesto de grandes: es quien decide, con la fortaleza de su mirada y su carácter, quien entra al despacho del alcalde.