El mundo, desde siempre, pero como política pública, en picos de dificultad o posible dificultad, se debate en el dilema: Libertad-Seguridad; la situaciones no cambian, sencillamente mutan; y, mutan con frecuencia como reacción de los Estados ante algún hecho o, como método de ejercer el poder; entonces, cambian, se enraízan, hacen propicio al ambiente social, por medio de la necesidad de supervivencia del poder, que no de la libertad propiamente hablando.
La supervivencia del statu quo o, en veces, del poder en ejercicio es, sin duda, una estrategia: desde el enemigo común, que no se sabe a la larga que tan común sea, hasta el epíteto de la protección de la democracia, todo es válido. El poder es así; literatura mucha, tinta que corre para justificarlo, pero lo cierto es que por encima de lo científico: el poder es así.
Miren ustedes, señores y señoras: esta es la base de las grandes conflagraciones, desde las más locales hasta, las mundiales.
El dilema está entre sentirnos seguros
aunque no exista libertad
o, sentirnos libres con obvia garantía de seguridad
La reducción de la libertad por medio de la seguridad, es un mero tópico, ¡pero qué tópico!... el dilema está entre sentirnos seguros aunque no exista libertad o, sentirnos libres con obvia garantía de seguridad. Las plataformas políticas, los programas de gobierno, los planteamientos de partido así se expresan. Y, hasta la economía mundial así se impregna.
En el fondo, se encuentra, tal como lo hemos sostenido, el sistema de Libertades Públicas[1], que se mueven entre lo Represivo y lo Preventivo; en el primero, la persona puede hacer lo que desee, no debe pedir permiso, es totalmente libre de actuar; desde luego, realizar lo prohibido, sea cual sea, posee una consecuencia, social y, al final, jurídica; en el segundo, su manejo, se refiere a los instrumentos de policía para ejercer la actividad, por lo cual “la libertad” requiere de licencia para la acción, es necesaria la permisión previa a la actividad por parte de la autoridad administrativa, autoridad de policía.
Y, se afirma que ambos sistemas son aceptables y aplicables; así, en cuanto sea un Estado, en su ejecución, más Represivo que Preventivo, se considerará como más democrático.
Entonces, la tensión en la ejecución del poder es obvia cuando se trata de evaluar los factores y determinar a cuál de los extremos libertad-seguridad se le da preeminencia que, de paso marca la característica del Estado mismo.
Todo resulta retratado en la siguiente lámina que hemos encontrado en Europa:
Significativa gráfica de secuencia, que resulta ser una itinerancia mundial. Veamos: en la primera, se encuentra que la libertad guía, se encuentra en postura de desarrollo, con una seguridad expectante frente al mundo; en la segunda, la seguridad es de tanta importancia que no solo es más grande, de mayor talla que la libertad, sino que le hace fuerza-oposición, a ella misma y, por supuesto, no con respecto al mundo; por último, en la tercera la seguridad, tal vez, por argumentos de protección de la libertad, sencillamente, la engulle. Nada qué agregar.
Y, esto otro, sobre el mismo argumento que, aunque hace referencia a un caso específico, vale decir, el estado de emergencia francés, de alguna manera nos llama a la reflexión, pues la propaganda callejera expresa que ‘Al horror de los atentados del 13 de Nov (2015, agregamos) se añade el cinismo de nuestros gobernantes, quienes los utilizan como pretexto para la puesta en marcha de medidas de seguridad y liberticidas: el estado de urgencia hace blanco a personas sin ninguna relación con los riesgos del atentado y restringe nuestras libertades. Esta política es peligrosa’[2] y es aplicable, predicable a cada forma de poder.
La tensión se está produciendo, mutando, en Itinerancia, ejemplos muchos… en varios lugares; y, es curioso que se encuentren en punta de lanza, hasta en las elecciones de los Estados Unidos de América. ¡Alerta general!
Nos preguntamos sí para eliminar el dilema, ese mutante dilema entre seguridad-libertad, la respuesta no estaría en la inclusión, en la otredad y, por supuesto, ¿en el respeto al otro? ¿No será que allí se encuentra la respuesta? ¿Lo veremos?
[1] Cfr. MANUEL GAONA CRUZ. Aspectos constitucionales y administrativos de la libertad de prensa. En Revista Derecho penal y Criminología. Vol XI. No. 38. Bogotá. Universidad Externado de Colombia. 1989.p. 166.
[2] La cita y la gráfica: De la propaganda repartida en Francia, sobre los estados de emergencia; del original: ‘A l’horreur des attentats du 13 novembre s’ajoute le cynisme de nos gouvernants, les utilisant comme prétexte a la mise en œuvre de mesures sécuritaires et liberticides: l’état d’urgence cible des personnes sans aucun lien avec des risques d’attentat, et restreint nos libertés. Cette politique est dangereuse’
