Muchas mujeres en Colombia, y en todas partes del mundo han sido agredidas verbalmente en alguna oportunidad de su vida, con ofensas muy comunes como la de puta o perra, por algún conocido, novio, esposo, o de la misma familia. Estas ofensas se han generado, en diferentes ámbitos como el familiar, político, laboral, académico, entre otros.
En cuanto a esos ultrajes que emprenden contra algunas mujeres, por parte de hombres o de las mismas mujeres, los que acostumbran en ocasiones, a llamar como perra o puta, a cualquiera que simplemente no le caiga en gracia, o por algún problema que haya suscitado esa intolerancia entre dos individuos, es de allí, cuando nacen dichos insultos, como una manera de estar a la defensiva o causar sufrimiento, sin pensar en el daño que ocasionan algunas palabras soeces a ciertas personas, y que pueden llegar a permanecer eternamente en ellas.
Reflexionando un poco, sobre dichas palabras ofensivas hacia las mujeres, me empecé a preguntar: ¿cuántas veces me han llamado perra?Llegué a la conclusión de que ha sido un número incontable de veces, mucho más, cuando no se es agradable a todo el mundo. No recuerdo exactamente el número de veces que me insultaron; no obstante, a las personas que me lo dijeron, las recuerdo muy bien, y jamás las voy a olvidar. Tengo la fortuna de haber elegido no volverlas a ver, ni a mencionar.
Sin embargo, y por curiosidad busqué la definición del termino perra que tiene la RAE, y en una de las tantas, encontré lo siguiente:
"Mamífero doméstico de la familia de los cánidos, de tamaño, forma y pelaje muy diverso, según las razas, que tiene olfato muy fino y es inteligente y muy leal al hombre".
Según el anterior concepto, definitivamente, me considero con un olfato muy fino, mucho más que inteligente y muy leal al hombre, son adjetivos que me caracterizan, por lo mismo, estoy totalmente de acuerdo en ese caso, con que me llamen perra.
En relación con la definición de la RAE, de puta, encontré lo siguiente:
“Ramera. De ramo.1. f. despect, prostituta; persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero”.
En estas dos interpretaciones, el término puta, solo tiene una definición despectiva y es la mencionada anteriormente, coincidente, con el término despectivo de perra, el cual no quise traer a colación, por lo tanto, prefiero que me digan perra, pero puta, jamás.
Preferí tomar esa definición de perra que contiene características positivas, que el término despectivo que tiene la misma RAE, con el que se supone y creo me lo dijeron, por lo mismo he decidido agradecerle a todo el que me lo quiera volver a decir. Opto por ser una perra, que ser un humano, que en ocasiones es tan injusto, perverso, ofensivo, y horrible.