Desde diversas voces de la sociedad civil colombiana han emergido propuestas, reformistas y revolucionarias, que reflejan, a su modo, la profunda crisis nacional del desprestigio del gobierno neouribista en particular y el uribismo en general. Esto es síntoma con el desgaste del régimen del 91 y el proceso de parto de las posibles vías de transición en los próximos años.
Las siguientes propuestas, expresadas desde distintas orillas e intereses, merecen ser debatidas por la opinión pública en los hogares y empresas, las escuelas, universidades, calles, espacios internos y externos y eventos, en vistas a la acción social y política por el triunfo y profundización del momento histórico que estamos viviendo; o al menos, en un posible momento que estemos transitando o no, pues puede que se fruste o el proceso sea mucho más lento de lo que varios colombianos de a pie pensamos.
Desde la tradición marxista, podemos sostener la hipótesis de que estamos en un interregno de una nueva etapa histórica o periodo abierto de décadas en 2016 con el proceso de paz, el último fue en 1991. Además de ello, estamos en una nueva situación nacional de años en 2019-2021 que cambia las correlaciones de fuerza entre sectores de clase debido a los hitos de protesta del 21 de noviembre y el 28 de abril.
Entre otras coyunturas de luchas y crisis, de avances y retrocesos, están las ofensivas y contraofensivas, tales como la masacre de Bogotá y Soacha el 9-10 de septiembre de 2020. Lo mismo la judicialización de jóvenes de la primera línea, el avance de nuevas medidas antipopulares y represtigización del gobierno con el plan de vacunación y reforma tributaria 2.0, la reactivación económica y la nueva seguridad democrática, para dar continuidad a un nuevo gobierno de derecha en 2022.
En términos más globales, como hipótesis planteada también, estamos en la última época histórica de muy pocos siglos o decenios; vivimos en la crisis epocal de la civilización capitalista, para algunos iniciada en 1914 con la devastadora primera gran guerra imperialista del capital monopólico, la pandemia de la “gripe española” y la revolución de octubre. Hoy esta crisis civilizatoria que expresa refracciones de crisis nacionales, desiguales y combinadas es recreada en la globalización transnacional, la recesión económica y leve recuperación, la covid-19 y la destrucción ambiental. Y, por supuesto, los estallidos sociales –como el glorioso del 28 de abril en Colombia– y las contrarreformas neoliberales indistintas impulsadas por gobiernos burgueses de derecha, centro e izquierda.
Estas tres manifestaciones históricas e hipótesis, nacionales y mundiales, son magnitudes muchísimo menores, pero ojalá en el mediano plazo se tornen similares en tiempos contemporáneos, a la batalla de Boyacá del 7 de agosto de 1819 y el proceso revolucionario de masas nuestro americano de primera independencia de hace más de 200 años, y la Comuna de París, de hace 150 años, cuando las revoluciones permanentes del siglo veintiuno se profundicen.
La tarea mediata hoy es la consecución de la segunda y definitiva independencia y el derribo del régimen de Duque, Uribe y Santos, materializado en la lucha central y frontal inmediata contra el gobierno concreto de turno, sus fuerzas armadas y sus fuerzas empresariales. Esto es, el freno de sus planes de ajuste y antidemocrático, la conquista de reformas de los abajo, los procesos de paz y fin de guerrillas vanguardistas y el arribo distorsionado de un “gobierno reformista” burgués que no han tenido la oportunidad de hacer la experiencia las masas colombianas, entre ellas, la propia clase trabajadora colombiana. Las diez propuestas que compartimos reflejan, a su modo, estas posibles salidas.
-1 propuesta. Algunos reformadores renombrados proponen una serie de contraproyectos legislativos en el Establo parlamentario de saludo a la bandera en la última legislatura. Asimismo, un desgaste legitimador del Ejecutivo en las calles e instituciones, para ganar en las urnas con un Frente Amplio Antiuribista aliado con fuerzas burguesas tradicionales y el centro o, más bien, para una seguir implementando la línea de la derrota asegurada y la continuidad de lo mismo. El Comité Nacional del Paro (CNP) y la burocracia sindical, la centroizquierda de derecha y centroderecha, es decir, las coaliciones tradicionales del Pacto Histórico de la Colombia Humana de Petro-Roy Barreras y la Esperanza de Fajardo-Alejandro Gaviria, tienen esa propuesta electoral de cambio.
-2 propuesta. No reconocemos a este gobierno antidemocrático, pedimos la cabeza del presidente y elecciones anticipadas ya en el ámbito presidencial, legislativo, departamental y local, tal como sostuvo el director de Canal 2, Alberto Tejada, algunas primeras líneas e intelectuales, como método de presión y denuncia de la ilegitimidad de los actuales gobernantes.
3 propuesta. No esperemos a 2022, organizar, a través de un gran encuentro nacional de emergencia, un gran paro cívico nacional para sacar a Duque y Uribe, derrotar su guerra y vencerlos en las urnas. Hay que frenar su contraofensiva en curso, el paquetazo del gobierno saliente y el entrante. Avanzar en la organización de los de abajo y unas nuevas listas antiburocráticas por una nueva dirección del sindicalismo, lo mismo en el terreno de las elecciones democrático burguesas, denuncia de quienes traicionaron en el paro y sus partidos, planteamiento de listas de luchadores del estallido social y candidatura presidencial reformista que derrote a la burguesía santista y uribista, señalan algunas tendencias socialistas, de izquierda revolucionaria y del proceso de la Asamblea Nacional Popular (ANP).
-4 propuesta. Denuncia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Corte Penal Internacional (CPI), por la captura y cárcel a Uribe, Duque y Marta Lucía, incluida la cúpula militar, que digan toda la verdad y comparezcan ante la Justicia Especial para la Paz (JEP) y la Comisión de la Verdad. Es decir, a los altos responsables por la violación de derechos humanos durante los tiempos recientes y el trasfondo del conflicto, señalan varias ONG como la Federación Internacional de Derechos Humanos, colectivos de derechos humanos y otros.
-5 propuesta. Continuar con las campañas SOS Colombia, nos están matando, no más líderes asesinados, desaparecidos y detenidos, ruptura de relaciones diplomáticas con el gobierno nacional y cerco internacional solidaridad de clase internacional, señalan algunas organizaciones de DD. HH. y personalidades públicas democráticas nacionales e internacionales, lo mismo, algunas tendencias socialistas.
-6 propuesta. Pintadas en calles exigiendo el Duque renuncie, del mismo modo, en lugares de Colombia, ciudades, barrios y localidades con el lema de “antiuribista” y vote bien, según algunas organizaciones juveniles, graffiteros y culturales, que buscan desgastar al máximo al gobierno y abrir una nueva hegemonía cultural.
-7 propuesta. Defender, impulsar, organizar y masificar las primeras líneas de defensa juveniles, obreras y sindicales, campesinas, indígenas y afros, maestros y profesionales, en los frentes directos y no directos de la lucha de clases, para enfrentar la represión estatal y las bandas paramilitares, plantean algunas tendencias socialistas y primeras líneas. Libertad inmediata a las decenas y cientos de jóvenes capturados y sus falsos positivos judiciales para castigar la rebeldía del estallido social colombiano.
-8 propuesta. No van a entregar el poder ni habrá una transición institucional serena y pacífica. Falsas ilusiones. No al clientelismo y compra de votos masas de los partidos tradicionales y emergentes de la burguesía. Por el impulso de comités de vigías por la defensa de los votos, comités de financiación popular de las listas electorales y un nuevo estallido social para derrotar el posible o inminente fraude electoral 2022, al menos, para evitar una canalización por derecha del descontento social, plantean algunas tendencias socialistas e izquierda revolucionaria, militantes, dirigentes, intelectuales y algunas primeras líneas.
-9 propuesta. Por la derrota electoral de la burguesía que ha gobernado los últimos tres decenios y el aprovechamiento de una oportunidad de vencerlos. No a las alianzas con sectores tradicionales, cero confianza en pactos históricos y esperanzas con ellos. No al umbral electoral, derecho de participación en elecciones y personería para las organizaciones sociales y políticas de los trabajadores y los sectores populares, incluidas las 16 curules de paz para las víctimas y garantías democráticas para los combatientes reincorporados de Farc y ELN.
Por consiguiente, impulsar listas de luchadores y protagonistas del estallido del 28 de abril de parte de los partidos reformistas que cuentan con personería jurídica en las elecciones regionales, locales y legislativas y una fuerte campaña de masas de voto crítico a Francia Márquez Presidente-Petro y caravanas por todo el país, en consultas y comicios presidenciales. Ambas apuestas y tácticas, con un programa de independencia de clase de los trabajadores y sectores populares frente a la pandemia, la desigualdad y la represión, ruptura de los de abajo con el régimen uribista-santista y su capitalismo neoliberal, según la mirada audaz de algunas tendencias socialistas e izquierda revolucionaria, algunos intelectuales, militantes, dirigentes y algunas Primeras Líneas.
-10 propuesta. No más marginalidad y sectas. Por la construcción unitaria de un partido revolucionario de trabajadores en Colombia con influencia de masas y la unión de clase de los trabajadores y la izquierda. Por el arribo de un gobierno del pueblo trabajador comandado por las bases de la ANP y el CNP y el movimiento obrero combativo y juvenil, emergido de un colombianazo y proceso constituyente desbordado con la movilización social. Nuestros sueños rebasan la Constitución del 91 y su régimen.
Vamos hacia la segunda y definitiva independencia de Colombia del yugo de EE. UU. y UE y todas las fracciones de la burguesía criolla vende patria de hace doscientos años. Por la liberación de los pueblos latinoamericanos y oprimidos del mundo. Por la Nueva Colombia Socialista y una nueva civilización poscapitalista. Tal es proyecto común proletario y filosófico de la revolución colombiana y mundial en el siglo XXI, la década 2021-2031 y más allá, el porvenir del país, de nuestra América y el mundo global terráqueo contemporáneo.