No recuerdo que un presidente de la República iniciara su mandato —2 meses— con portentosas movilizaciones a nivel nacional y que en Barranquilla, la primera que se convocase, fuese de tales proporciones.
Diez mil voces de estudiantes, profesores, trabajadores, egresados, pensionados y organizaciones cívicas y sociales de la ciudad se dieron cita en la sede norte de la Universidad del Atlántico para caminar hasta la Plaza de la Paz, un trayecto de más de 15 kilómetros con temperaturas que rondaron los 40 grados centígrados.
Una fiesta maravillosa, llena de color y música, de versatilidad y alegría de jóvenes estudiantes que están convencidos que la educación superior es un derecho inalienable e inexpugnable.
Los tambores, las consignas, los cánticos, los desnudos artísticos y rostros cargados de optimismo marcaron todo el trayecto.
En la Plaza de la Paz, los líderes estudiantiles del momento, Andrés Chaparro y Andrea Ariza, exaltaron el esfuerzo ingente de los marchantes, saludaron el anuncio de Carrasquilla de reasignar 500.000 millones para las universidades públicas, pero expresaron categóricamente que esto era insuficiente para resolver una crisis que amerita por lo menos 4 billones de pesos y que el movimiento apenas comenzaba, por lo que convocaban a una Asamblea General el día de mañana en el Coliseo Chelo de Castro de Uniatlántico, para trazar colectivamente la ruta a seguir, el Paro Indefinido, una posibilidad altamente probable.
Los uniatlanticenses se suman con vítores y honores a la oleada universitaria que le da la “bienvenida” a Duque ante su intentona regresiva en materia presupuestaria para la universidad pública.