Diego Vecino, la voz política de los paras

Diego Vecino, la voz política de los paras

El comandante de las AUC era quien ponía alcaldes y gobernadores en Sucre y Bolívar. Actúa ahora como abogado sin título de exparamilitares que quieren entrar a la JEP

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agosto 15, 2019
Diego Vecino, la voz política de los paras

En los diez años que Edward Cobos Téllez estuvo en La Picota nunca sembró una sola rama en la granja que le encargaron coordinar. Su tiempo lo ocupaba entre los libros de la biblioteca del penal. Descubrió La ética para amador de Fernando Savater, Cien años de soledad y hasta una biografía de Mao Tse Tungy textos de Derecho. Logró finalmente estudiar en forma la carrera a la distancia durante los cinco años (2010-2015) de detención y graduarse en la Corporación Universitaria de Colombia IDEAS. Su propósito estaba claro: enterrar el pasado de horrores y de guerra como comandante del Bloque Héroes de Monte de María y reempezar una nueva vida.

El tiempo en la celda le sirvió para tener el bagaje intelectual suficiente como para convertirse en el vocero oficial de los paramilitares, una actividad que ha venido desarrollando desde que salió en libertad el 8 de octubre de 2015. Es más, pretendía ejercer como abogado ya que salió con el cartón de la celda, pero IDEAS no tenía el reconocimiento del Ministerio de Educación. Cobos lleva cuatro años en la lucha por acreditar su tarjeta profesional, igual, en el fondo no la necesita ya que con lo que sabe se siente en capacidad de defender los derechos de los desmovilizados de Justicia y Paz y de exigirle al gobierno que responda por los más de 3.000 miembros de las Autodefensas que han sido asesinados después de haber dejado las armas. Además, su nueva faceta le ha servido para borrar su tenebroso pasado.

Aunque fue condenado a ocho años de cárcel por la masacre de Mampuján y por los delitos de concierto para delinquir, homicidio y desplazamiento forzado, en el bloque del que fue comandante, el Héroes de Montes de María, cometió los crímenes más atroces. Entre el 16 y el 21 de febrero del 2000 sus hombres mataron a garrote, machete y tiros de fusil a más de cien personas en El Salado, Bolívar. Mientras los padres veían morir a sus hijos los paramilitares a su mando armaron una fiesta de vallenato, guaro y sangre. No fue la única masacre en la que participó: usando una pistola mató a once personas en María La baja, el incendio en Pirijay donde murieron 11 personas, los bebés asesinados, los cientos de dirigentes de la UP que mandó a asesinar y los setenta mil campesinos que desplazó en Sucre.

Su vena política siempre la tuvo activa, hasta en los peores momentos de la guerra. Santandereano, nacido en Bucaramanga el 25 de julio de 1968, se acercó al campo cuando administró, con veinte años, la famosa hacienda Las Melenas en Toluviejo, en el departamento de Sucre donde aprendió de ganadería, de compra y venta de novillos y de tierra. Fue haciendo su capital moviéndose en la región hasta que se le atravesaron las Farc. El frente 37 se desplazó, menguados por los paramilitares en Urabá, hacia el interior de la Costa. Y a partir de 1993 se acentuaron las extorsiones en cabeza del comandante guerrillero alias Curruco. Edward Cobos Téllez entró en su radar y terminó secuestrado. Pagó el rescate, pero le declaró la guerra a la guerrilla. Ya de niño había sobrevivido a otro intento de secuestro en Santander, esta vez por parte del M-19, en el que su papá, quien manejaba el Land Rover de la familia, terminó con un balazo en la cabeza.

Enardecido, Cobos buscó al ganadero Javier Francisco Piedrahita, quien había formado una Convivir que operaba en Sucre, una de las tantas que empezaron a organizar los ganaderos de las zonas más amenazadas por la guerrilla cuando a finales del gobierno de Cesar Gaviria y su ministro de defensa Rafael Pardo dejaron el decreto que les dio vida firmado. El arrojo y la decisión de Cobos llevaron a Piedrahita a invitarlo a viajar a Córdoba a la finca Las Tangas, desde Carlos Castaño comenzaba a articular las Convivir que derivaron en las Autodefensa Unidas de Colombia. Del encuentro con Castaño salió con el nombre de guerra Diego Vecino, con el que asumió la dirección de la organización en Sucre, subordinado al comandante del Bloque Norte, Salvatore Mancuso. En 1999 nacía bajo su mando el Bloque Héroes de Monte de María.

De camuflado y cargado de fusiles, Diego Vecino siempre entendió que para triunfar en la guerra tenía que contar con el apoyo de los pobladores: campesinos, tenderos, mecánicos, pero también los políticos locales. Se convirtió en el diseñador de la estrategia de la participación electoral de 1998 y luego en 2002 en un departamento que conocía palmo a palmo. Los paramilitares lograron controlar concejos, asambleas y gobernantes locales, con Vecino como gran elector: Sabas Balseiro llegó a la alcaldía de San Onofre, Guillermito Gómez llegó al concejo de ese municipio, el abogado Nelson Stanp que fue elegido diputado del Sucre; Oliverio Oliver, en la alcaldía de Sincé, Rafael Tovos, en la Alcaldía de Sampúes; Walberto Estrada, en la asamblea de Sucre y Jorge Anaya en la gobernación de Sucre. Todos ellos judicializados por parapolítica.

La vena política sigue viva y le alcanza para defender a los que lucharon por él. Espera además que en el 2020 por fin pueda oficiar legalmente como abogado. Algo que parece estar muy cerca de obtener.

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