Unas horas antes de morir vi a Misi andando como un dínamo por los recovecos del teatro Colsubsidio. Su voz de mando tenía la autoridad de un mariscal. Ninguna cuerda se movía sin que ella lo aprobara. Era una fuerza de la naturaleza. Faltaba sólo un día para el arranque de una nueva temporada de su tradicional show musical navideño. Misi nos abrió las puertas de su casa, el lugar donde se siente más cómoda, lo que era su oficina y su vida: el teatro. Hablé un rato con ella, le alcancé a decir, con lágrimas en los ojos, lo mucho que me había emocionado el montaje de Annie de hace dos años. Me sobreactué de tal manera intentando explicar mis emociones que le regué el café encima. Se limpió con una servilleta e, imperturbable, continuó dando órdenes a través de un Walkie talkie. Me quedé ya solo con el director creativo de todos sus proyectos y último amor de su vida, Diego León Hoyos. Esto fue lo que hablamos sobre el escenario donde pocas horas después se nos fue la amada Misi.
“Misi lo dio todo en esta obra”
En diálogo con Diego León Hoyos, el director de sus producciones y su último amor, se revelan los secretos mejor guardados de La Noche de Navidad