La crisis humanitaria venezolana propiciada por el terrorismo de Estado comunista es el mayor ejemplo de la desaparición de una nación. El país vecino al ser inviable estaría ad portas de su fallecimiento, pues los hechos así lo han demostrado: es casi una colonia cubana, donde la política, la educación, la ideología, las fuerzas militares, las relaciones internacionales, los medios de comunicación, la policía secreta y prácticamente la cotidianidad de las personas las manejan ciertos personajes. A lo anterior se agrega que la economía de Venezuela se encuentra en manos de la China, o sea que los recursos petroleros de los que tanto se jactan los izquierdistas del Foro de Sao Paulo ya no son de la patria de Bolívar. Por ello es menester preguntar: ¿en dónde está Venezuela como nación?
Los mamertos colombianos se rasgan las vestiduras hablando de “terrorismo de Estado” y crean movimientos para combatirlo, olvidando que ese terrorismo es inherente a las dictaduras marxistas-leninistas, como lo vemos en Venezuela, en donde la camarilla comunista controla todos los poderes con la máscara del socialismo del siglo XXI mediante una dictadura implacable, torturadora y genocida. Cabe decir que eso también ha sucedido en las naciones que han caído bajo el yugo del comunismo.
El enajenado de Hugo Chávez históricamente es la antítesis de Simón Bolívar. Mientras el segundo alcanzó la independencia de nuestra naciones, el primero convirtió a Venezuela en una posesión cubana, lo cual demuestra de manera palmaria que a los comunistas poco les importa la independencia nacional o la autodeterminación de los pueblos. Lo que quieren es gobernar así sea sobre las ruinas de un país, ya que los seguidores de la doctrina marxista son obnubilados por la burocracia y el poder para someter a los demás a sus instintos insanos, siendo el marxismo por sus fundamentos intrínsecamente terrorista, el cual es practicado de manera despiadada cuando una pandilla comunista se encuentra al frente de la dirección de un país, por lo que el terrorismo de Estado es indiscutiblemente propiedad de los regímenes marxistas.
El terrorismo marxista se fundamenta en la irracionalidad y la alucinación, pues desde que apareció el manifiesto comunista en 1848 se sublimó a la violencia, la cual según esa deformación hay que practicarla porque otros la han utilizada en el pasado, invitando a los seguidores de esa corriente cruel a asumir el salvajismo, en donde la razón desaparece. Toda esa perversión se practica para alcanzar el poder político.
El filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) en sus tratados sobre la crítica a la razón pura censura la práctica sin ética desde el punto de vista de la teoría del conocimiento o epistemología, recogiendo aspectos fundamentales para defender la razón como la moral, la estética, la teología, la doctrina de la virtud y la misma ética. Estos son aspectos vitales en el comportamiento de la sociedad y el individuo, pero que son antagónicos al engendro marxista-leninista, cuyo interés es alcanzar la burocracia del Estado usando cualquier medio para que su élite parasite a perpetuidad con su manejo.
Discordante a los valores que expone Kant, el comunismo totalitario o marxismo con personajes siniestros como Lenin y el Che Guevara hacían una exaltación al terrorismo para esclavizar a los demás seres humanos. Aunque el primero rechaza el terrorismo individual, lo justifica cuando lo ejecuta el partido llamándolo “guerra revolucionaria”. Además, el argentino defendía el terrorismo diciendo “un revolucionario tiene que convertirse en una fría máquina de matar” y además afirmaba: “ tenemos que crear la pedagogía de los paredones de fusilamiento, y no necesitamos pruebas para matar a un hombre". Lo anterior sin contar con que invitaba a poner bombas en cualquier lugar donde se encontraran los enemigos sin importar quien muriera.
Kant recogió la experiencia basada en la realidad en donde los valores y el significado de la vida no serían importantes, si no eran subsumidos por la razón, así que se usa la razón aplicando la experiencia para no caer en ilusiones teóricas. Entonces la ética kantiana se encuentra al tenor de la teoría del conocimiento en donde la existencia de Dios es un fundamento de la conducta moral de los seres humanos, y por ello evitar producirle sufrimiento a los demás es una condición necesaria de la razón. Diametralmente opuesta a la anterior consideración se encuentra la secta marxista que siguiendo su par de fetiches sobre el materialismo histórico y la inevitabilidad, cae en la completa irracionalidad creyendo en una predestinación burda.
En algunas ocasiones hemos mencionado que Antonio Gramsci le hacía alabanzas a la irracionalidad, despreciando la lógica y la moral para afirmar que no se necesita de la razón, sino que lo importante es ganarse mediante el engaño a los sectores más ignorantes y atrasados de la sociedad para conquistar el poder y perpetuarse en él. De la misma manera hace algunos años el cura brasileño Frei Betto, quien representa a la teología de la liberación, confirmaba las afirmaciones de Gramsci diciendo que no se necesitaba de la razón, quedando evidenciado que tanto en el comunismo totalitario tradicional como en el marxismo cultural la razón no tiene cabida.
Comunistas totalitarios en Colombia ante su desnudez teórica para dar el debate en defensa de sus dogmas fundamentados en la sinrazón acuden al argentino Ernesto Laclau (1935-2014), considerado un posmarxista, para tener un nuevo disfraz, tomando una supuesta democracia radical basada en el hegemonismo de la cúpula marxista, en donde la opresión en contra de las masas sigue siendo la premisa fundamental, pero mencionando un pluralismo agonístico, teniendo siempre como estrategia el socialismo o sea que eso continúa siendo el mismo veneno con diferente presentación.
La lucha ideológica por antonomasia la tiene perdida el marxismo con sus diferentes denominaciones, ya que se fundamenta en la bestialidad. Sin embargo, la perversidad comunista es proverbial, por ello hay que estar atentos a su accionar, porque el prolongado conflicto que ha vivido Colombia, en donde las Farc y el Eln lograron sobrevivir a la debacle comunista con caída del muro de Berlín y al derrumbe de la URSS, se debió a que los demócratas no arreciaron la batalla ideológica en aquellos años en contra del marxismo-leninismo. Además, el narcotráfico sirvió para fortalecer a esas bandas armadas, con el agregado de que el atraso en los sectores rurales del país también ha servido de caldo de cultivo para las intenciones totalitarias del marxismo-leninismo.