Sin duda, diciembre es un mes en el que las personas salen de la ciudad para reencontrarse con familiares y amigos. No se trata solo de celebrar el fin, sino de disfrutar el comienzo.
Según el presidente de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, Ricardo Galindo, el país registra 7.000 víctimas fatales al año por accidentes de tránsito y 40.000 lesionados. Para el caso de Bogotá, por ejemplo, el Concejo en su blog “Cómo vamos Bogotá” señalaba que existen trampas mortales que causan estos accidentes entre las que se destacan la falta de iluminación, poca señalización y huecos.
Pero el tema de las luces y el mal estado de las vías son sin duda causas preocupantes en un país como el nuestro. Es tan preocupante que incluso no existe una institución que mida la accidentalidad que se de en la noche y por falta de iluminación, cuando en España, por ejemplo, existe la Asociación Española de Carretera, organización que ha determinado que en el país europeo del 30% de los accidentes que se dan de noche y de ese total, el 20% se debe a vías con iluminación precaria o sin ningún tipo de iluminación.
En Colombia sin duda existen vías que cumplen con estas características y no en vano se han convertido en zonas de alta accidentalidad. Hablo puntualmente de la vía Bogotá- Villeta, Bogotá Girardot, Pereira –Manizales, Santa Marta- Valledupar.
En la vía Bogotá- Villeta, precisamente en unas curvas del Alto del Trigo el año pasado junto con mi familia sufrimos un susto, pues durante más de 3 kilómetros no podíamos ver absolutamente nada. Además, todavía existen conductores imprudentes que deciden hacer maniobras peligrosas. Afortunadamente sigo acá para contar la historia, pero además para alertar a los conductores de tener mucho cuidado en esta época del año.
Ojalá las autoridades y gobiernos sigan trabajando no solo para iluminar estos cuellos de botella, sino además para iluminar todas las vías. Colombia no puede darse el lujo de perder vías por falta de infraestructura.