¿Y dice usted que esta no es una sociedad enferma? ¡Me extraña, parce!

¿Y dice usted que esta no es una sociedad enferma? ¡Me extraña, parce!

"¿Hasta dónde es posible que llegue la furia, el odio, la indiferencia y la miseria del ser humano? Ahora lo sé…traspasamos el límite, más allá no queda nada"

Por: William Pulido Cardozo
junio 22, 2017
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¿Y dice usted que esta no es una sociedad enferma? ¡Me extraña, parce!

Escopolamina, bóxer, casas de pique, ataques con ácido, violaciones de niños por padres y padrastros, feminicidios, un cobarde y detestable atentado contra la población civil en el centro comercial Andino, niños que mueren de hambre en la Guajira, plan pistola, muchas personas atracadas y asesinadas por un “pinche” celular o por su cicla en la calle, madres quienes se “persignan” y abandonan a sus hijos recién nacidos en una esquina por su supuesta escasez de recursos, ¿por qué no pensaron antes de traerlos al mundo?

Taxistas víctimas de robo y asesinato en el ejercicio de su trabajo, usuarios de taxi víctimas de robo y asesinato en el ejercicio de su derecho a transportarse; algunos barristas convirtiendo el estadio y muchas calles de Bogotá en un nido de “ratas” y hampones; curas pedófilos, cierto tipo de pastores neoliberales que se enriquecen con la fe e ignorancia de la gente, cierto tipo de cristianos, católicos, testigos de Jehová, etc, que asisten sin falta al sermón del domingo, cierran los ojos, lloran y lloran, oran y oran, rezan y rezan pero pecan y pecan y empatan y empatan; colados y personas con aroma a estrés, frustración y con perfil esquizofrénico que ingresan como ganado al bus de Transmilenio, sin importar si en su camino se llevan por delante a niños, adultos mayores o personas en estado de vulnerabilidad.

Rompe vidrios, sádicos, vecinos que con cuchillo en mano no admiten la solicitud de bajarle el volumen a la música; fleteros a los que no les importa a quien se lleven por delante por quinientos mil o un millón de pesitos; madres quienes queman las manos de sus hijos en el fogón o los dejan amarrados con el argumento de corregirlos, formarlos y reducir su hiperactividad; conductores ebrios que matan a personas inocentes en las calles y no son condenados; gobernantes tramposos, mitómanos, cleptómanos y timadores que roban, trafican y siembran miseria en la sociedad pero siguen siendo elegidos por sus ciegos, analfabetaa políticos y “sedados” electores; asesinatos por herencias familiares, homicidios por celos; suicidios por angustia, desesperación, profunda tristeza y soledad; niños y adolescentes atracando y matando en las tiendas de barrio y sus mamitas reclamándole a los policías quienes realizan la captura "¿por qué me empujan al niño?, ¿por qué me lo gritan? No le pongan esposas, no se lo lleven: ¡Abusivos!"

Jueces de garantías dejando en libertad a varios delincuentes, asesinos y violadores por no considerarlos peligro para la sociedad, pero ¡ay que sea al hijo del juez a quien le roben el celular o sea su hija la violada, para dictaminar cadena perpetua (si existiera); movimientos feministas que quieren destruir todo lo que huela a hombre más que por convicción política, por resentimiento; machismo político, religioso y mediático desenfrenado convirtiendo por ejemplo a Luly Bossa en “puta” y a Beto Gálvez en “Chacho”, en “héroe” (¿si ve que los “héroes” en Colombia si existen…?); sillas del congreso de la República y del Concejo de Bogotá vacías por ausentismo; personas que convierten a sus mascotas en esclavas del encierro y del olvido.

Iglesias y centros religiosos con diseños arquitectónicos millonarios y al frente personas aguantando hambre o pidiendo limosna; jóvenes desadaptados, malcriados, desorientados y desubicados quienes rayan desenfrenadamente paredes, avisos, señales, puentes, puertas, postes, con avisos inútiles que no logran nada ni hacen cambiar a nadie; parques de barrio atestados de “ñeros” envueltos en una nube de marihuana, de apariencia sospechosa y temerosa, que hacen en la casa, en el colegio y en la calle lo que les da la gana, por que a sus “papitos” les dio miedo hablar con autoridad y dar ejemplo; empleados y profesionales que por devengar un poco más miran por debajo del hombro al personal de servicios generales y seguridad.

Medios de comunicación manipuladores y vendedores de falsas ilusiones (circo y pan para el pueblo); conductores paranoicos con perfil porcino quienes con “macheta” en mano demuestran en la calle que con ellos nadie se mete; mujeres quienes no le ceden el puesto al adulto mayor o se colan en las filas “dizque” con el cuento que lo hacen por que son mujeres (vaya feminismo con "moho" el que pregonan); ignorantes y fanáticos enceguecidos con su causa e ídolo, enfrentándose en las redes sociales con odio y un aire podrido de venganza desplegando comentarios “Kamikazes”, prolongando la eterna y lamentable guerra de nuestro país entre: uribistas y santistas, petristas y peñalosistas, guerrilleros y paramilitares, capitalistas y comunistas, ricos y "pobres", homosexuales y heterosexuales, cristianos de derecha y cristianos de izquierda, seguidores y detractores de Transmilenio, policías y sociedad civil, machistas y feministas, hinchas de Nacional y Millonarios, pro-diálogos de paz y anti-diálogos de paz, seguidores del reguetón y amantes del rap, propietarios y conductores de taxi con los del gremio de Uber, etc, es decir el pueblo enfrentado con el pueblo, amenazando al pueblo, persiguiendo y matando al mismo pueblo; el policía es pueblo y le da bolillo al vendedor ambulante que también es pueblo, el activista político de la U. Nacional que es pueblo, le manda bombas incendiarias al policía que también es pueblo, cada uno actuando en nombre de "su verdad", de su ídolo, de su “mesías", de "su político de turno “beatificado” que también es pueblo pero no vive con y como el pueblo.

Hoy en Colombia y en sus redes sociales veo gente desaprobando a los barristas por su tamaña ignorancia de darse cuchillo en la calle sólo por defender una camiseta, pero ésta gente termina actuando también como éstos desadaptados, matándose simbólicamente, levitando en un aire de ignorancia, sacando pecho y defendiendo a muerte a políticos tan mediocres y corruptos como sus electores, pues "cada uno de nosotros" tiene un narquito, un paramilitarcito, un guerrillerito y un corruptico en un rincón de nuestro corazón.

Finalmente, están los que piensan que solo el Estado, el alcalde, el jefe, su compañero de trabajo y/o vecino es el “culpable” de este panorama tan oscuro, nefasto y deprimente que vive nuestra sociedad, ahora que estamos viviendo en la "era" del posconflicto o como la quieran llamar. No critique tanto, no “joda” tanto, deje de hacerle la vida imposible al otro, dígale a alguien ajeno a su familia y con autoridad moral que le diga a usted qué clase de ciudadano es, pues a veces nos creemos perfectos, los “chachos” del paseo y terminamos siendo hiperindividualistas, egocéntricos, indiferentes, conformistas, más aún cuando nos llega el sueldo a tiempo, barremos el frente de la casa de dentro para fuera y no al revés, contamos con carro, casa, beca y un celular de última generación. Así cómo rayos voy a comprender que el mundo a mi alrededor es una "miseria", que esta es una sociedad enferma y que usted y yo tenemos algo de responsabilidad, pues no sé a usted pero a mí me ha causado profunda tristeza y conmoción la ola de feminicidios, violaciones de niños, los atentados terroristas, la manera como los jueces con descaro dejan libres a los delincuentes con argumentos inconcebibles y vergonzosos, etc.

Una vez me pregunté ¿hasta dónde es posible que llegue la furia, el odio, la indiferencia y la miseria del ser humano? Ahora lo sé…traspasamos el límite, más allá no queda nada, solo repetición de nuestra miseria humana, "el eterno retorno".

Estos son los otros conflictos que vive la sociedad, los que no se solucionan con una firma en la mesa de la Habana, esos son los otros conflictos con los que nuestros hijos y nosotros debemos lidiar día a día, a los que debemos hacerles frente de manera propositiva, criticando menos y haciendo más, porque aún hay gente que con sus pequeños, medianos y grandes actos siembra esperanza y nos permite recuperar la confianza en un mundo mejor, gente que no hace lo que le toca sino lo que puede, evitando hacer de la calle, el trabajo y las redes sociales lugares donde reine la indiferencia, la envidia, la competencia, el Bullying, matoneo y la ciber-violencia simbólica, convirtiéndolos en espacios de batallas campales atestados de comentarios cual grafitis de esquina, donde me importa un “c...” lo que le pase a la gente a mi alrededor, pero ¡ay! del rayoncito que aparezca en la pantalla de mi iPhone y ¡ay! del que se meta con “mi capó, por que ahí sí se desmorona mi mundo o es que ¿usted no sabe quién soy yo?.

Entonces, ¿le parece que todo marcha bien porque a usted aún no le ha pasado nada de nada? Y siga diciendo que la nuestra no es una sociedad enferma, pues está claro que si no se acepta la enfermedad jamás se podrá encontrar la cura ¡Me extraña parce!

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