El mediodía del penúltimo sábado del primer mes del año 2016 me atrapó sin muchos más planes que tomar una cerveza en lata. El insoportable calor que hace por estos días en Buenos Aires hace que mi bebida favorita se haga imprescindible en mi heladera, más que nunca. No tenía intenciones de escribir hoy pero, por desgracia, tras ver una publicación en la página de inicio de mi cuenta en Facebook, decidí empezar a escribir este texto. Un escrito que no es más que una diatriba que va dirigida a un muchacho boyacense llamado John Pinzón.
En principio debo comentarle, señor John Pinzón, que hasta hace apenas horas no tenía ni la más remota idea de quién era usted. Pero todo cambió cuando mis ojos, cansados de ver injusticias y dolor, tuvieron que observar con incertidumbre una fotografía en la que aparecía usted a la izquierda, una escultura en el centro, y una persona a la derecha: el señor Juan Manuel Santos Calderón.
“Tras elaborar el busto del Mandatario, el escultor John Pinzón es felicitado por el Presidente Juan Manuel Santos, quien este viernes fue gratamente sorprendido por el talento boyacense”, es el encabezado que aparece junto a la fotografía que acompaña este texto, que tomé de una de las publicaciones que se pueden ver en la página web de la presidencia de la república. Y si no me creen, por favor, constátenlo ustedes mismos. Ahí está publicada todavía la fotografía y el texto mal redactado, tal y como lo copié acá.
Ver una escultura de Santos, la verdad, no me sorprende porque sé que en Colombia la mayoría de artistas son unos seres venales que, por aquello de que vivir del arte es casi imposible en nuestro país, resultan trabajando por y para el Gobierno. Pero que lo haga un muchachito que, claramente, desconoce profundamente la historia de su patria, es algo que no puedo aceptar. Dañarle la carrera artística a un joven de esta forma, claramente, es maldad inútil. No creo que en el mundo del arte Pinzón llegue muy lejos.
Yo creo que Pinzón, por ejemplo, no sabe que Santos, la persona a la que él le hizo un busto, es un criminal que siendo ministro de defensa participó de uno de los actos más miserables que ha conocido nuestro país, ese al que los medios llamaron: los falsos positivos. También creo que usted, joven Pinzón, desconoce que ese señor al que usted le hizo una escultura fue el que se negó a hablar con nuestros campesinos en el 2013 cuando ellos hicieron el paro agrario y que, por orden de él, varios boyacenses humildes terminaron siendo atacados brutalmente por el ESMAD. No sé si usted, John, sabía que por ejemplo una de las funcionarias de Santos, la de Yolanda Ruiz –exdirectora del ICBF Atlántico-, se robó el dinero con el que se debían alimentar a 1.778 niños de estratos 0, 1 y 2 que tenían entre cero y cinco años de edad. Quiero creer que lo suyo es falta de información, que se puede dar por pasar horas encerrado en su taller esculpiendo. Y no que usted verdaderamente admire a ese sujeto, y haya decidido homenajearlo con el monumento que ayer conocieron de primera mano los boyacenses.
Siento lástima por usted, señor Pinzón, puesto que me parece que un artista no debe ni puede caer tan bajo. Me cuesta creer que usted haya nacido en el mismo país del también escultor Edgar Negret, quien en su momento esculpió rostros de colombianos realmente valiosos como el gran Porfirio Barba Jacob o Guillermo Valencia, y no el de criminales como el actual presidente de Colombia.
Para terminar le quiero contar que anhelo creer que usted, Pinzón, se estaba muriendo de hambre, y por eso decidió aceptar hacer ese monumento a Santos que, imagino, le dejó una importante retribución económica. Si ese es el caso, algo sí le digo: la próxima vez que esté mal económicamente busque ayuda con sus familiares o amigos o hasta conmigo, pero no vaya a aceptar hacer una estatua con la figura de Álvaro Uribe Vélez. ¡Por favor!
@andresolarte
