¿Quién es Fernando Vallejo? Es, ante todo, un gran provocador. Claro, también es otras cosas: Un chauvinista inverso (es decir, un anti-colombiano; tanto que renunció con bombos y platillos a la nacionalidad Colombiana cuando le dieron la Mexicana), un declarado enemigo de la procreación (dice que por no "traer seres a este mundo cruel y que no vale la pena"), un pésimo estudiante(lo echaron por malas notas de la U Nacional, cuando cursaba primer semestre), un aceptable director de cine (tiene varias películas -ninguna notable-), un heterofóbico (totalmente respetable su orientación homosexual -por supuesto-, pero chocante su declarada antipatía por los heterosexuales). Lo dicho; Vallejo es esencialmente un Gran Provocador. En eso basa su vida, de eso vive. Esa es su profesión: Provocador Profesional. Y uno muy bueno. Por eso lo invitan a muchos "foros".
Lo ve uno en mucho "panel", pero no es un académico: no presenta ninguna cifra, ningún indicador, una tasa, un estudio. Cero de ciencia social. No te da una comparación. No te plantea un paralelo, un análisis documentado, una evidencia. Nada. Todo se queda en verborrea.
Tampoco se trata de un maestro: No educa, no transmite conocimientos, no presenta hipótesis. Mucho menos se le ocurre una posible solución, una alternativa viable, una propuesta novedosa. No hay referencias filosóficas, una reflexión elaborada, unas identificaciones con otros continentes, con otros países del área, algunas históricas referencias de valor.
No es Vallejo tan siquiera un aceptable conferencista: saca un folder, clava la mirada como si no hubiese preparado el texto y da una lectura elemental. Pensé que toda esa exageración, esa mitología, esas verdades archi-conocidas arropadas con teatralidad, eran el preámbulo de su tesis. Pero nada. Comenzó como terminó: abruptamente, sin hilar. Puro humo. Ya digo, pura provocación, nada más.
Eso no significa que no sea Vallejo un tipo interesante. Lo es. Es una mezcla curiosa de varios personajes conocidos:
Tiene cosas de Antonio Caballero: Crítico acérrimo del poderoso de turno (en ocasiones contra la propia evidencia de la realidad: "la economía está en ruinas", "el campo está incendiado", etc). No deja títere con cabeza. Irreverente, iconoclasta, temerario, valiente. Se le abonan estas últimas características. Pero, a diferencia de Antonio, entra muy fácilmente en el terreno de la exageración, de la ramplonería, la simpleza, la mitificación. Caballero te analiza. Vallejo no analiza nada; insulta. Como cuentachistes usando palabras de grueso calibre para que el auditorio se ría: tontadas. Ese mismo hijueputazo en la calle no genera nada. Pero dicho en un panel es motivo de risas. Nada: tontadas.
También tiene características de Alvaro Mutis: Escritor muy adinerado y hombre por encima del bien y del mal. Un me-vale-guevista de primera. Que lanza puyas como quien le tira maíz a las gallinas: con desorden, a la loca, sin sindéresis. El anti-diplomático por excelencia, el cínico non-plus-ultra. Pero un erudito, como Mutis? Nooo. Lejísimos.
También tiene tintes de Carlos Moreno de Caro: un incapaz que en vez de hacer, lanza críticas a diestra y siniestra. Todo es una confabulación. Y él conoce los secretos que otros no conocemos. Todo estaba planeado "por ellos". El tipo del que uno se ríe por sus ocurrencias, por su falta de tacto, por su irreverencia. Pero el tipo que uno no quisiera fuera el modelo de ciudadano para sus hijos. Atropellante. Anti-científico. Repleto de lugares comunes. Un payaso. Un mal payaso.
Y tiene visos de Truman Capote. En el sentido de la bipolaridad y la necesidad de vivir ebrio. Un excéntrico. Atrevido. Un genio sin causa. Encantador para pasar un noche de copas. Pero para dar una conferencia seria? Por favor.... Me recordó a Don Tulio, el guachimán de mi cuadra en Cali: le das tres aguardientes y echa lora delicioso. Pero luego del estertor inicial no queda nada concreto. No hay legado. No tira línea. No lidera. Un cualquiera más. Para eso vino Vallejo desde México? Para eso lo trajeron a un panel? Que me devuelvan la plata....
Tiene también Vallejo cosas del ciudadano promedio. De Juan Pueblo. Aquel que es "experto" en todos los temas. Que pontifica de fútbol, de economía, de ética, de astronomía, de periodismo, de arte, de mecánica, de soldadura, de política, de matemáticas, de maternidad de gallinas. Que le puede dar consejos a Obama, a Pekerman, a Santos, a Uribe, a Patarroyo, a medio mundo. El tipo de salidas fáciles y predictivas. Que arregla el mundo tomando cerveza en la tienda de la esquina: "Todos los políticos son corruptos", "Todos (hombres, mujeres abogados, dentistas, militares, guerrilleros, etc, etc, etc) son iguales", "Todos son ratas", etc, etc. La crítica, por la crítica. Sin una reflexión propositiva y bien elaborada. Lo diatriba típica de Juan Pueblo. Discursos como ese escucha uno en cualquier taberna un viernes a las 9:00 PM.
Vallejo, ya digo, encarna lo peor de Caballero, Mutis, Moreno de Caro, Capote y Juan Pueblo. Es de todo al mismo tiempo. Es decir, no es nada. Es un ventilador que tira estiércol, que no ofrece ni media solución, que se termina su Sello Negro, toma su avión para Ciudad de México y no aporta nada. Nos sobran Vallejos en este mundo. Lo puedo describir con una palabra: Anti-sindéresis.