Con el surgimiento de las redes sociales y plataformas digitales que nos permiten acceder a la información en tiempo real, la profesión de periodista ha sufrido una clara metamorfosis tanto en las formas para transmitir el mensaje como en la intención al hacerlo.
Nuestro país no ha sido ajeno a ese cambio, aunque como suele ocurrir en “la tierrita del sagrado corazón”, acá todo se exagera, se alinea y termina jugando en uno u otro bando.
Términos como “periodista enmermelado o prepago” para referirse a un comunicador son comunes en nuestro medio, lo peor del asunto es que en muchos casos esas acusaciones suelen tener razón. Por ejemplo; cuando nos referimos a los dos canales de televisión privada en el país, claramente pueden identificarse líneas editoriales en las que se trata uno u otro tema de acuerdo a ciertos intereses, para esto solo basta conocer quién es el dueño de cada medio de comunicación y la influencia que ejerce en el mismo para “vender” una realidad buscando siempre el favorecimiento propio o de terceros afines a sus negocios y que mejor forma de hacerlo que a través de un noticiero, nota escrita o programa radial.
No hace falta ser expertos para ver la férrea oposición que lleva el canal RCN en sus emisiones noticiosas en lo que tiene que ver con el acuerdo de paz con las guerrillas, o el tratamiento visceral que suelen darle a las noticias contra el gobierno del presidente Santos, pero no ocurre lo mismo al tratarse de casos relacionados con el ex presidente Álvaro Uribe y su partido el Centro Democrático, al que prácticamente siempre terminan defendiendo y tendiendo un manto de duda sobre cualquiera que los señale mostrándolos como perseguidos políticos.
Ante esto es importante señalar que no hay ninguna prohibición en hacerlo, cada medio puede tomar partido por afinidad ideológica, comercial o política, lo éticamente reprochable es que le terminan transmitiendo información sesgada al televidente mostrándola como verdad sin develar sus intenciones e intereses tras los sucesos televisados.
Es así, como Caracol y RCN siempre tendrán un sesgo periodístico, como cuando un alcalde no representa sus intereses y durante toda su administración lo acorralan con noticias que desvirtúan su gestión, pero cuando el alcalde hace parte de su misma elite se muestran compasivos y permisivos llegando incluso a mostrar supuestos resultados sin hacer análisis serios que respalden sus noticias. Caso Petro -Peñalosa por ejemplo, donde al primero no le transmitían una sola inauguración de obras (hoy dicen que no hizo nada) y al actual mandatario le hacen cubrimientos especiales en la entrega de obras de su antecesor sin mencionar esa verdad, ocultándola, tergiversándola, mintiendo.
De otra parte, están los periodistas censurados, cuyas investigaciones pisan callos de personajes poderosos por lo que no son bien recibidos en ciertos círculos, desprestigiados y en muchos casos asesinados por destapar ollas podridas.
Es que en este país no se puede arriesgar el pellejo defendiendo la verdad, pues el periodista siente vértigo, miedo y zozobra luego de publicar una noticia relacionada con escándalos como “las chuzadas del DAS, Agro Ingreso Seguro, el desfalco de Saludcoop, la parapolítica, el hacker, la comunidad del anillo, REFICAR, el cartel de la contratación, Odebrecht y un sinfín de desfalcos a la nación donde sale salpicado hasta el más impoluto y dejando mucho títere sin cabeza”.
Eso de ser censurados ya lo saben hasta los que tienen el pellejo más grueso como Pirry o Vicky Dávila, que a pesar de generar audiencias y tener respaldo no pueden desmantelar escándalos más allá de los permitidos por sus patrocinadores o con quien establezcan relaciones laborales, llámese RCN o la FM.
Pero más allá de eso, hay que exaltar la labor del ¡periodista, periodista! El que está en la vereda, el municipio o el corregimiento, el que se enfrenta a los corruptos y criminales por conseguir una chiva, el de la emisora comunitaria, el bloguero, el que escasamente sale en las pantallas de televisión, al que exiliaron por contar la verdad, al que ya no puede vivir de su profesión porque lo amenazaron para callarlo, al que desaparecieron.
Tarde o temprano, toda esa verdad que por años le han ocultado al país, saldrá a la luz y no por los entes judiciales o de control, sino por un periodista, de los de verdad, porque esta profesión es mucho más que RCN o Caracol y sus noticieros.
@Nevil_22