Mauricio Galindo, José Dapena, Robert Marcuse, Carlos Massad, Chen Lo-Cheung, Phillip McShane… ¿Qué diantres tienen en común estos tipos tan desconocidos?
Te respondo: todos han escrito un libro titulado Economía para todos.
El día de los economistas, en nuestro país, es el 3 de julio en homenaje a Pedro Fermín de Vargas, precursor de la independencia neogranadina ─y por tanto persona harto peligrosísima para los realistas colonialistas chapetones de la época─, quien fue el primer estudioso de la economía por estos lares. La fecha es por el día y mes de su nacimiento, sucedido en San Gil, Santander, año 1762. Fue condiscípulo de Antonio Nariño y alumno de José Celestino Mutis, el gran botánico.
La economía es una ciencia social con principios y leyes. Veamos una breve muestra.
Ley de oferta y demanda. El precio de una mercancía se equilibra entre oferta y demanda. Si aumenta la oferta del artículo y la demanda sigue igual, el precio bajará; si disminuye la oferta y los demandantes son los mismos, entonces el precio subirá. La cosa no es tan simple: un alza de precios puede obedecer al ansia desmedida de lucro de comerciantes, por acuerdo de valores de venta, o acaparamiento y retención de mercancías en bodegas.
Principio de deseos sin fin y limitación de medios. Todo individuo, familia, clan o grupo quiere más, más y más. Cosas y servicios para consumir y disfrutar, pero siempre hay topes, o sea restricciones presupuestales.
Ley de Gresham. Una circulante moneda fuerte desplaza a la débil en un país. En esto están Venezuela, Ecuador y Panamá, vecinos nuestros en los que prima el dolarete gringo a la fecha.
Ley de Say. Una oferta realista crea su propia demanda efectiva.
Ahora pasemos a un punto crucial de quienes somos economistas.
Es obligación ética de todo economista ─de ideología social─ dar su versión del porqué de la crisis en su respectivo territorio nacional.
Doy mi exégesis en par patadas.
Colombia ha sufrido de crisis desde el mismo momento en que un primer grupo avialígena se topó con graves problemas al entrar a nuestro sagrado territorio. Digo «avialígena» puesto que los aborígenes no fueron, ni son, ni serán hindúes-índicos-indios-indígenas. Este continente no se llama India y sí Aviayala. Un grupo representativo de avialígenas así lo aprobaron en Panamá, en 1977. Ya mucha gente comparte esto. Yo lo hago. Espero que tú también.
Hecha esta claridad, vayamos ahora sí a lo estructural.
Según el DANE, son cuatro los estratos socioeconómicos:
1, el “pobre” (creo que es mejor el rótulo «premedio uno»)
2, el “vulnerable” (prefiero el término sinónimo «premedio dos»).
3, el medio, y
4, el “alto” (¡qué “alto” ni qué carajo, «posmedio», y punto!).
Muestro esto para afirmar que son los de la clase 12 los que se están quemando en el infernal crisol de la crisis. Los clase 3 o medios tenemos colchón. ¿Y los clase 4? Por regla general, para ellos nunca hay crisis y viven chévere cuchevere, en zonas de confort, tranquilos como Camilo.
Te comento que la crisis tipo 12 tiene una gran determinante, y esa es la falta histórica de decisiones de Estado que hubiesen llevado a un nivel satisfactorio las demandas mínimas de esta desfavorecida masa social. Cuando el número de residentes nacionales en clase 12 sea muy bajo podremos cantar victoria, saltar en un solo pie, llenarnos la boca y gritar a los cuatro vientos que somos una gran nación desarrollada.
La solución a la crisis de marras está en que el gobierno impulse una excelente gestión desarrollista, incluyente y eficaz que se traduzca en una consecución y distribución suficiente de artículos de primera necesidad, que a su vez derive en un satisfactorio consumo vital en toda nuestra población.
Para lo anterior se debe adelantar una serie de reformas de tipo agrario, laboral, pensional, tributario y del sistema de salud, entre otras, lo mismo que incentivar medidas industrializadoras en pro del pleno empleo.
De manera paralela, el Estado debe promover una total cobertura en educación pública gratuita y de calidad, servicios de salud y prevención eficientes, una participación democrática con consultas populares periódicas, programas de recreación comunitaria, y una organicidad oficial inclusiva en todas las comunidades de barrios y veredas.
Y bien, hoy se dan pasos lentos, pero aplastantes, como los del elefante. La cuestión se torna difícil con tantas criticonas y quejicosos en los medios opositores neoliberales que sabemos. Con tantos palos a la rueda del cambio por parte de dos entidades de descontrol que ya conoces. Con tantos complots de golpilluelos, golpelechadores, golpitiflautas y golpecuecudos.
¿Quieres poner tu grano de arena contra la crisis?
Culturízate más leyendo literatura y viendo documentales sobre ciencias y tecnologías. Goza con tus sanos momentos lúdicos. Comparte en tu familia nuclear. Equilibra tu alimentación. Haz ejercicio a diario. Sé activista del cambio. Participa en la organización de tu barrio. Estudia lo que tengas que estudiar. Cuando sea la ocasión, vota a conciencia. No te compliques y simplifica tu vida. Si vas a montar un negocio, analiza bien los posibles ingresos y gastos. Visita tus alrededores. Evita gastos conspicuos, onerosos créditos de consumo y apuestas a pirámides. Nada de borracheras o “drogacheras”.
Lo último…, que ojalá no sea tu caso.
Sería caso perdido.
