El 12 de octubre, conmemorado antes como día de la raza, es la fecha más triste de América, pues en la conquista murieron más de 50 millones de pobladores de este territorio, nos destruyeron nuestra avanzada cultura, saquearon todos nuestros tesoros, nos impusieron su religión, nuestros ancestrales secretos del cosmos los tildaron de brujería y nos enseñaron a ser bandidos como ellos; hoy, 530 años después, debemos guardarles pleitesía a ellos y a las familias que se creen sus descendientes directos en los latifundios que hoy conservan.
Aún hoy en los museos de Europa, y especialmente de España, se conservan valiosos tesoros que fueron hurtados a nuestros antepasados los que debieran ser devueltos a sus verdaderos dueños.
Nuestros pueblos y ciudades se fundaron bajo el hispánico concepto de la Alcaldía y la Iglesia sin proyección alguna pues todo giraba al rededor de ese concepto.
No contentos con la masacre nos importaron miseria con la traída de gentes del África convertidos en esclavos los que eran vendidos al igual que nuestros pobladores, sin el menor asomo de piedad ni relación con la religión que predicaban. Por eso, no hay nada que celebrar el mal llamado por muchos "día de la raza"
Hoy tantos siglos después vemos cómo quienes equivocadamente se creen descendientes de los colonizadores, rechazan a los pocos indígenas que nos quedan, se mofan y discriminan en todas las formas a las personas de raza negra, les niegan los más mínimos derechos pero eso si son católicos creyentes aportantes a su iglesia para lavar sus culpas y como en los tiempos de la Santa Inquisición con iglesias cada vez más ricas pero con fines tan alejados de la realidad del mundo y de la palabra del Evangelio que pretenden difundir.
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