En unos días, una vez más, se celebrará en casi toda Colombia una nueva edición del Día de la Madre, la famosa festividad que desde 1925 toma fecha el segundo domingo del mes de mayo, con la que se pretende homenajear a toda mujer que, en algún momento de su existencia, haya dado vida. Y digo “casi en toda Colombia”, porque en el departamento de Norte de Santander dicho festejo se lleva a cabo el último domingo de este mes.
Si bien es cierto que la fecha sirve como dinamizadora de la economía en diversos rubros, tales como el del gremio exportador de flores que genera alrededor de 27 mil empleos temporales, con los que se cubre la demanda requerida por los consumidores extranjeros, para nadie es un secreto que en otros aspectos como el de la seguridad, desafortunadamente, el Día de la Madre se ha convertido en un problema. Y es por eso que, este año, en municipios como Sogamoso, Boyacá, habrá ley seca este domingo.
El año pasado, según los datos suministrados por la Policía Nacional, relacionados con la fecha en cuestión, solo en Bogotá se atendieron 7.581 riñas. Y, según Medicina Legal, entre el 2009 y el 2018, a nivel nacional, 1.493 personas fueron asesinadas en el marco de los fines de semana en los que se celebró el Día de la Madre.
En consecuencia, resulta clave preguntarnos si esta fecha festiva debe dejar de ser vista como eso, o sea como una celebración en honor a la maternidad, y debamos empezar a comprenderla como la génesis de la tragedia que históricamente ha abrazado a miles de familias colombianas.
La descomposición social que ha experimentado Colombia en las últimas décadas se refleja en hechos tan simples como que las familias no puedan reunirse a celebrar, porque al finalizar el día la furia les invade a algunos el pensamiento y deciden empezar a atacarse, en la mayoría de casos entre integrantes de los mismos hogares.
El próximo lunes, veremos, entonces, si la bestialidad colombiana, esa que hace que un sujeto le clave el pico de una botella a su hermano en el cuello, una vez más se viste de gala el Día de la Madre o si, por el contrario, avanzamos como sociedad y empezamos a entender que el camino no es la violencia, sino que es a través del diálogo que lograremos vivir en un país un poquito más decente y justo, donde ser madre realmente sea un motivo de felicidad y no el comienzo de un largo recorrido por las tabernas del dolor y la pena.
@andresolarte
