Mientras Bogotá sigue sumida en los odios de los extremistas, el ciudadano de a pie sigue gastando horas y horas para transportarse en la ciudad. La ausencia de propuestas o soluciones a más de 50 años es el panorama que se visualiza hoy en la capital. Por ello considero necesario recordarle a los “dirigentes” la importancia de que dejen sus odios e “ideologías” a un lado y se pongan en la firme tarea de darle respuesta a las necesidades y derechos de los ciudadanos.
El 18 de Diciembre del 2000 fue inaugurado el primer, y único hasta el día de hoy, sistema de transporte masivo de la ciudad. Con 14 buses y después de décadas de espera, por fin la prioridad era poner a los diferentes estratos socioeconómicos en un mismo punto, el transporte público. Esto, sin duda, era romper un paradigma, pues por primera vez en muchos años quienes tenían el sustento económico para tener un carro, veían como absolutamente todos lo Bogotanos podían montarse en un bus de ultima generación e ir más rápido que el carro con más caballos de fuerza de la Casa BMW. Los habitantes vimos como la calle 80, la Autopista norte, la avenida Caracas, la NQS se transformaron en pro de un sistema que era para todos. Vimos cómo la bicicleta también se convertía en un medio de transporte, llegando a tener para el año 2000 más kilómetros de ciclorutas que Londres o París.
La capital había cambiado, nos sentíamos orgullosos del Transmilenio y una madre cabeza de familia que cruzaba la ciudad de sur a norte o de norte a sur, había reducido los tiempos en sus viajes hasta en un 50%. Esto significaba que esa madre tenia más tiempo para compartir con sus hijos. Era un sistema de calidad, estudiado y replicado por diferentes países del globo terráqueo. La ciudad creció, pero desafortunadamente no pasó lo mismo con el sistema. “Trasnmi” como es conocido por los ciudadanos fue planeado para tener una infraestructura de 388 kilómetros, al día de hoy van 112,9 kilómetros, según cifras de Trasnmilenio. Esto denota un abismal atraso de la infraestructura que sin duda, ha hecho que el sistema llegue al borde del colapso. La corrupción, la “politiquería” han sido los factores que más han afectado este patrimonio de los bogotanos.
Trasnmilenio une a la ciudad, sus 9 portales, 134 estaciones y 11 troncales transportan alrededor de dos millones de habitantes diariamente. Dentro del sistema, somos pares, no importa ni ciudad de procedencia, ni cargo, ni sueldo, ni siquiera el mal denominado estrato “socioeconómico” pues todos recibimos el mismo servicio que nos transporta a todas las zonas de la ciudad. Es por ello que una de las prioridades de este, o del siguiente, o del próximo alcalde es devolvernos a los bogotanos lo que es nuestro, lo que nos pertenece. Es decir, un sistema de calidad por el cual volvamos a sentir orgullo.
Ahora que estamos con el tema de la integración ciudadana, lo primero es generar conexiones para la ciudad, pues sin esas conexiones no hay integración y el sinónimo de conexiones es transporte público. Yo creo que ya es hora de dejar a un lado tantos anuncios amañados, tantas maquetas y palabras, pues le gente necesita soluciones, compromiso y trabajo para garantizar que los ciudadanos tengan más tiempo para sus actividades. Es urgente, que el gerente se suba al sistema, que escuche y entienda las preocupaciones de los bogotanos, aunque muchos bogotanos no saben quién es el gerente, pues Transmilenio ha tenido 6 gerentes en 3 años y dos meses.
Formalmente le exijo a los políticos de mi ciudad, que no politicen el sistema. Para recuperarlo se hace necesario incorporar técnicos expertos en transporte, no cuotas burocráticas. Transmilenio es de todos y la mejor muestra no es deteriorarlo para avalar otras propuestas, por el contrario más inversión en el sistema, que va desde cultura hasta infraestructura, es requerida para aumentar la calidad de vida de la gran poción de los capitalinos. ¿Cuánto se ahorraría el Gobierno Distrital en salud mental si mejorará la calidad del transporte público?
En otros temas: No deje que la guerra entre la “extrema izquierda” y la “extrema derecha” se lo consuma, somos ciudadanos y somos más que eso.
@Jaimeandresfaba