Un nuevo revés sufre la suspendida presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien está en capilla para recibir una sanción definitiva porque, de acuerdo a sus contradictores, alteró las partidas presupuestales del país.
Paulo Bernardo, exministro de los gobiernos de Rousseff, hoy apartada del cargo, y de Lula da Silva, también en líos con la justicia, fue detenido este jueves en la ciudad de Brasilia, acusado de recibir 7 millones de reales (8 mil millones de pesos) en comisiones por solicitar pagos de contratos de prestación de servicios al Ministerio de Planeación.
Bernardo, quien pertenece al Partido de los Trabajadores, estaba junto a su esposa, la senadora Gleisi Hoffmann, también del PT, en el momento que la Policía Federal llegó a su apartamento para esposarlo y llevarlo a la sede de la Policía en Sao Paulo
Aunque es el primer exministro de Dilma Rousseff en ser detenido, Paulo Bernardo temía de una posible orden de detención en su contra desde abril del año pasado. En esa época, uno de sus aliados políticos, el exdiputado André Vargas, era llevado a prisión por usar un avión arrendado por Alberto Yousseff, también detenido por el escándalo de corrupción de la petrolera local Petrobras.
Vargas era conocido por sus alianzas con Paulo Bernardo, desde que este último era diputado federal en su estado, Paraná.
La gran mayoría de los miembros del Partido de los Trabajadores sabía de la relación entre Vargas y Bernardo. Inclusive muchos integrantes del gobierno de Dilma Rousseff y la cúpula del partido, conocían del riesgo que el exministro corría por las investigaciones en su contra.
