Yo soy tan viejo que me acuerdo cuando Martín de Francisco era el hombre más deseado de Colombia. Geraldine Zivic, Carolina Sabino, las divas de la época le hacían cola. Martín era el rebelde que todos soñábamos ser. Se presentaba ebrio a los programas, con una botella de Buchanans en la mano. La generación a la que pertenezco celebrábamos cada madrazo contra la farándula intocable de la época, los tops de los tops: Tulio Zuluaga, Zulu el de Luna Verde, Tomillo el de Oki Doki, Pacheco, Jorge Barón y, por supuesto, la Negra Candela. Sí, Martín es el papá de todos los que aspiramos a la iconoclastia mediática.
Lo intentaron bloquear varias veces. Las demandas le llovían mientras estuvo en La tele y después en El siguiente programa. Tenía un escudo muy poderoso, el de Carlos Vives de los noventa. De él fue la idea de hacer un programa que fuera contra todos. Un milagro en ese matadero que era la Colombia post-Cartel de Medellín. A finales de 1996 cancelan el programa y a Martín y a Santiago Moure no les queda de otra que irse para Radioactiva y hacer un programa muy temprano, a las seis de la mañana, en donde despertaba a los universitarios bogotanos con secciones tan divertidas como “La llamada a John Zea”, ex actor de Padres e Hijos y finalista varias veces del concurso “La mejor cola de Colombia Tv y Novelas”. La sección consistía simplemente en llamar a la casa del actor a decirle cualquier impertinencia. A Martin se le notaba el guayabo y muchas veces hasta llegaba con la borrachera viva.
Martín, 20 años después de ´La tele´
es un viejito que tiene el mismo peinado de Clara López
Después de El siguiente programa, en donde aún se pueden disfrutar sus capítulos de crítica televisiva en Youtube, Martin desapareció. Se dedicó a narrar mal partiditos de fútbol al lado de esa nulidad intelectual que es Antonio Cazale. Sus gritos y sus descaches narrando un partido hicieron que lo terminara detestando. Además, se volvió políticamente correcto. Solo cazó pelea con Iván Mejía en un hecho que no le importó a nadie. Martín, 20 años después de La tele es un viejito que tiene el mismo peinado de Clara López. Es tan inofensivo y formal como un French Poodle o peor aún, como Juan Esteban Constain y si tiene alguna relevancia su nuevo programa es gracias a Santiago Moure quien ha sabido envejecer con dignidad.
No sé cuántos puntos de rating pueda tener la Tele-letal. Yo la veo por pedazos en Youtube. Vi la entrevista que le hicieron a Carolina Sanín y me pareció maravillosa. Martín volvió a mostrar que su papá le dio una buena educación. Incluso sabe que es el bálsamo de Fierabrás. La tele letal se ha convertido en un programa para nichos cada vez más pequeños. En la época de la tolerancia y el amor al prójimo escuchar que se compare a Peñalosa con el payaso Pernito puede herir la susceptibilidad de un joven seguidor de Juan Pablo Jaramillo. La Tele-Letal Es un fracaso que afrontó Claro y que celebramos los hijos de Martín, ojalá lo sostenga un tiempo más. Martín de Francisco no es Sebastián Villalobos, no es sensible, tierno, cursi y gay, era un gamberro que nos insultaba en la cara en un tiempo en donde mataban periodistas, sin tocar la guitarra era el colombiano más parecido a los ídolos grunge que adorábamos en los noventa.
Puede ser un completo pelmazo hoy en día pero Martín es mi papá