Desventajas de los gobiernos de izquierda
Opinión

Desventajas de los gobiernos de izquierda

Estos se ven abocados a dictar políticas sin cocinar, los de derecha tienen manuales preelaborados. Como en la suspensión de bombardeos para proteger los civiles

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agosto 28, 2022
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Tal vez más difícil que gobernar es estar preparado para gobernar. En este terreno los gobiernos tradicionales y de las derechas tienen unas ventajas enormes. Una izquierda como la colombiana que nunca había gobernado está en desventaja. Aunque haya hecho la tarea de escribir un programa reuniendo los conocimientos de expertos en temas y sectores, el manual resultante es una suma de hipótesis, deseos y objetivos a los que les falta la prueba central: ejecutarlos. La derecha en cambio ya viene con los manuales de vuelo preelaborados y los pilotos entrenados para aplicarlos.

En economía, los lineamientos vienen de escuelas occidentales que aprueba Washington e impulsa el FMI, el Banco Mundial y los demás organismos financieros multilaterales. Las calificadoras de riesgo deciden si el país cumple los parámetros establecidos para merecer los créditos que necesita y los inversionistas para decidir si lo harán. En seguridad, los riesgos también los define Washington de acuerdo con sus intereses estratégicos y reorientarlos implica un ejercicio de diálogo en donde se pone en riesgo la financiación, formación y asesoría del pentágono. Al gobernante de derecha le toca rellenar un formulario, al de izquierda elaborar una política de seguridad consistente que debe someter a examen de sus financiadores, sean los gringos, los empresarios o los ciudadanos.

Los gobiernos de derecha tienen centros de pensamiento financiados con los excedentes del club del 1 %. Cualquier tema que les preocupe, interese o atraiga, de inmediato reúne a los mejores talentos, expertos y conocedores para que investiguen, analicen, discutan y los ilumine. A su vez los centros de inteligencia de los gobiernos de derecha con años de prácticas de espionaje y de seguimientos de las tendencias están preparados para prender alarmas y diseñar operaciones para alterar el futuro y prevenir alteraciones.

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Los de izquierda cuando llegan al poder tienen que recurrir al conocimiento público y al que los estudiosos y académicos les ofrezca con generosidad

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Los de izquierda cuando llegan al poder tienen que recurrir al conocimiento público y al que los estudiosos y académicos les ofrezca con generosidad. Rara vez sus partidos tienen centros bien financiados para sostener equipos de investigadores y recoger y procesar información que le brinde consistencia a sus ideas.  Los servicios de inteligencia se ofuscan cuando la izquierda los gobierna. Temerosos de entregar información que consideran sensible por venir del otro lado de la escena política, les bloquean el flujo de información. A la izquierda le lleva tiempo establecer la confianza para usar esta herramienta que ayuda a gobernar mejor. Así que no cuentan con centros de pensamiento ni con servicios de inteligencia a su servicio.

El sector empresarial tiene gremios bien estructurados y financiados con décadas de experiencia para defender los intereses de sus afiliados, influir en las reglamentaciones y en establecer políticas públicas que les permita crecer y navegar en los complejos mercados globales. Están acostumbrados a tratar con gobiernos de derecha. Los de izquierda apenas tienen sindicatos de trabajadores, federaciones y asociaciones comunitarias que con herramientas precarias luchan para mantener sus conquistas laborales o para lograr que  al fin lleguen beneficios a sus comunidades. La izquierda entiende mejor las necesidades de los que poco poseen, pero no tiene las herramientas para agenciar su solución, mientras que el sector privado está organizado para garantizar un entorno favorable de negocios. De manera que es fácil criticar las inconsistencias de los nuevos programas sociales y difícil argumentar frente a la avalancha de datos y estudios privados que van minando la credibilidad del gobernante de izquierda y alterando sus propuestas para dejarlas tibias e inofensivas.

Los gobiernos de izquierda deben buscar los recursos para llevar servicios que acabaría la miseria en el Pacífico y diseñar los programas para mejorar la alimentación, salud y educación en zonas sin vías ni redes digitales, sin los estudios previos que se hacen para construir un puerto o una autopista o el metro de Bogotá. De los gobiernos de derecha nada esperan las zonas marginales sino el perpetuo olvido y las limosnas selectivas que reparte el clientelismo. De manera que son zonas con pocos estudios para el desarrollo. Gobernar, para la izquierda que piensa en los marginados implica un reto mucho mayor que para la derecha.

Esta semana se produjo un ejemplo en la política de seguridad que ilustra la desigualdad. El gobierno anunció que los bombardeos se van a suspender mientras evalúa una directriz y que las operaciones militares van a cambiar porque se debe privilegiar la vida sobre la muerte. Eso dijo Iván Velásquez. Esta misma semana el Departamento de Defensa de Estados Unidos hizo público un documento en el mismo sentido donde establece nuevos procedimientos para evitar daños a los civiles. Se trata del “Civilian Harm Mitigation and Response Action Plan (CHMR-AP)” (Plan de acción y respuesta para mitigar el daño a los civiles). Fue elaborado durante siete meses por expertos de defensa de distintas entidades del gobierno y por organizaciones de la sociedad civil tras evaluar una serie de operaciones en las que se cometieron errores que causaron muertes y daños civiles.

El documento de  33 páginas parte del mismo planteamiento que hace nuestro ministro, pero va más allá: “Proteger a los civiles de los daños relacionados con las operaciones militares no es sólo un imperativo moral, sino que es crítico para lograr el éxito a largo plazo en el campo de batalla (…) Los éxitos tácticos y operativos que cuestan tanto trabajo ganar pueden convertirse en un fracaso estratégico si no se tiene el cuidado de proteger el entorno civil tanto como la situación lo permita, incluyendo la población civil, el personal, las organizaciones, los recursos, la infraestructura, lo servicios esenciales y los sistemas de los que depende la vida.”

La diferencia entre la formulación de las dos políticas es el tiempo, los recursos  y el método que empleó el gobierno norteamericano para llegar a una política que prevenga los impactos civiles. Acá en menos de 15 días de gobierno se formula una política que tiene toda la lógica pero que carece de operatividad para que sea efectiva. De hecho, el problema tiene más aristas. Las misiones militares de paz, que existen desde los años noventa por lo menos, parten de reentrenar a soldados que están preparados para matar y transformarlos en “soldados humanitarios” que sepan usar la fuerza de manera limitada. Solo formular la política no es suficiente para lograr su correcta aplicación.

Así son las enormes desventajas de los gobiernos de izquierda, que se ven abocados a dictar políticas aún sin cocinar, mientras los gobiernos de derecha tienen tiempo y recursos para formular las suyas. Claro que la izquierda podría aprender a no improvisar para lograr mejores resultados, pero esto forma parte del aprendizaje de gobernar.

 

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