La comunidad del municipio de Totoró, al oriente del departamento del Cauca, no sale de la indignación luego que varias de sus imágenes católicas fueran profanadas violentamente en medio de actuaciones similares a las que ya han soportado creyentes de municipios como Piendamó y Santander de Quilichao, donde han resultado destruidas principalmente estatuas de vírgenes, que son de gran veneración para cientos de feligreses.
En Totoró sucedió algo particular, y es que el mismo Alcalde con su esquema de seguridad sorprendió a quien sería el responsable de este atentado contra la fe de los católicos, portando diferentes elementos con los que aparentemente destruía las estatuas y pintaba grafitis; el sujeto fue puesto en manos de la Fiscalía General de la Nación, órgano que decidió dejarlo en libertad por no encontrar motivos suficientes para arrestarlo, según informó el mismo José Fernando Conejo, mandatario de los totoreños.
Destrucciones y grafitis
En la vereda Bajo Palacé, solo a unos kilómetros de la ciudad de Popayán en la vía que conduce a Totoró, la comunidad católica estudia cómo restaurar la imagen de la Virgen del Carmen que se ubicaba en el puente que cruza el río Palacé y que fue demolida en días pasados; por tal razón esperan adelantar diferentes actividades sociales que permitan la recuperación total del monumento, alrededor del cual cada año celebran una tradicional fiesta que reúne a un buen número de feligreses, principalmente conductores quienes en Colombia consideran a esta Virgen su patrona por la protección e intercesión que le atribuyen en situaciones de peligro.
Los habitantes del sector rechazaron los hechos y afirmaron que podrían ser perpetrados por bandas organizadas, ya que esta imagen, una de las más veneradas en la región, pesa casi 15 arrobas, fue destruida y luego lanzada al afluente.
Creyentes irrespetados
Metros más arriba de esa zona, también fue desaparecida una estatua que se encontraba al interior de una urna que hace unos 15 años instaló afuera de su casa Alfonso Salazar, fiel devoto de la Virgen del Carmen, quien decidió un día que fuera esa imagen un símbolo de fe que luego se convertiría en la protección de los cientos de conductores que a diario transcurren ese sector, donde las probabilidades de accidentalidad son altas. “El 25 de marzo en la noche nos acostamos. Al otro día, fue mi hija la que me dijo que la imagen no estaba porque ella acostumbra, antes de irse al colegio, persignarse”, explicó el feligrés, quien repudiando este acontecimiento acudió a las autoridades locales a denunciar la situación, confiando en que se haga justicia y se eviten casos similares.
Aunque en estos sitios los agresores no dejaron señal alguna, la comunidad cree que pueda tratarse de otras comunidades religiosas, pues en otros lugares se dejaron pintados en las paredes grafitis con la consigna: “Renuncio a Artemisa, recibo a Jesucristo en mi corazón”.
Templetes violentados
La particularidad de los hechos radica en la sevicia con la cual los vándalos atacan los monumentos y que en varias zonas del departamento del Cauca ha indignado a los católicos, quienes se han visto en la necesidad, incluso, de adelantar manifestaciones pacíficas para exigir respeto por sus creencias.
En la vereda San Antonio, a 14 kilómetros de Popayán de ese mismo corredor vial, también fue irrespetado uno de los templetes más simbólicos para los católicos y que permanecía rodeado de velas colocadas por creyentes que transcurren el lugar. Los transportadores acostumbraban pitar en este pequeño santuario, pues al interior permanecían las estatuas del Niño Jesús de Praga y la Virgen del Carmen, su patrona.
Moradores del lugar tampoco descartan que pueda tratarse de sectas satánicas que ante la cercanía de la Semana Santa han empezado a efectuar alguno de sus rituales. “Para todos esto ha sido una sorpresa. A las autoridades les solicitamos que se incremente la vigilancia porque para nosotros estos templos merecen respeto”, sostuvo María Urrutia, una fiel creyente.
Responsable sorprendido en flagrancia quedó libre
Pocas horas después de haber sido profanadas las imágenes ubicadas a los costados de esta vía, el alcalde José Fernando Conejo informó que con su esquema de seguridad, sorprendió a un sujeto portando las herramientas y materiales con los que habría perpetrado estos actos en esa jurisdicción, por lo cual decidieron ponerlo en manos de la Fiscalía General de la Nación. La persona retenida fue identificada como Félix Ángel Méndez Muñoz, con cédula de ciudadanía del departamento del Huila. “Al individuo se le encontró los elementos con que hacia los grafitis y destruía las imágenes, se capturó en flagrancia y se encuentra en la Policía a la espera de las denuncias de la ciudadanía y de ser judicializado”.
Para lograr detener a este individuo, que se movilizaba en una motocicleta Honda Eco Delux, las autoridades locales desplegaron una persecución que se extendió desde la cabecera municipal hasta el kilómetro nueve hacia la ciudad de Popayán. Sin embargo, horas más tarde la Fiscalía decidió dejarlo en libertad por no hallarle méritos suficientes para adelantarle medidas judiciales, según el reporte del alcalde Conejo.
Indignación
Algunos creyentes confiaron entonces, en que fueran las autoridades indígenas las que tomaran cartas en el asunto, pero hay que tener en cuenta que el individuo no pertenecía a dicha comunidad, por lo cual ningún procedimiento o castigo autóctono era legal.
El Alcalde también reportó que personas desconocidas pintaron grafitis en algunas paredes del cementerio y de la institución educativa del pueblo. “La comunidad encontró escritos en los cuales, me indican, se prohíbe tenerle fe a la Virgen y que Jesucristo es el que existe”, dijo el mandatario, quien afirmó que a través de la Guardia Indígena se dispusieron de algunos dispositivos de vigilancia para evitar casos similares en el futuro.
Entre tanto, la comunidad ha anunciado que permanecerá organizada para evitar nuevos atentados contra las imágenes y si es necesario, efectuar con sus propias manos los castigos pertinentes para que sus creencias sean respetadas.
La versión de la Iglesia
El padre Harold Tombé Hurtado, párroco de la Iglesia San Jerónimo de Paniquitá, Totoró, afirmó que más del 90 por ciento de la comunidad de esta zona profesa la religión católica por lo cual hay conmoción por los acontecimientos recientes. "Para los católicos las imágenes de la Virgen María representan un culto de veneración y por eso hiere la sensibilidad del pueblo creyente y la espiritualidad. Es el fondo, lo que hay detrás de la imagen lo que nos mueve no la imagen como tal (…) También es una falta a la libre expresión de la religiosidad de los católicos”, anotó el sacerdote.
Por otra parte, consideró que si se tratara de personas católicas, no se puede hablar de una excomunión, sin antes escuchar los motivos por los cuales adoptaron este tipo de comportamientos. “Bendito Dios que la comunidad no encontró a estas personas porque cuando se hieren susceptibilidades se pueden presentar agresiones. Hago un llamado a los creyentes para que no se alteren, sino que desde la oración se pida al Señor por ellos para que se respete el culto que cada uno profesa (…) No creemos que sea gente de la región”, puntualizó el religioso.