Destrucción y caos: la mano del hombre que todo lo extingue

Destrucción y caos: la mano del hombre que todo lo extingue

"Es momento de reconsiderar nuestros hábitos y lograr una vida digna para cada ser vivo del mundo entero"

Por: Dayana Henríquez Pavajeau
diciembre 03, 2020
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Destrucción y caos: la mano del hombre que todo lo extingue
Foto: PxFuel

Desde que tengo uso de razón he podido observar la cantidad de daño que a nuestro paso venimos creando en el planeta, el único que tenemos, pero que desafortunadamente venimos destruyendo lentamente. Los animales nos han acompañado en toda nuestra existencia, desde tiempos remotos, antes de que tú y yo naciéramos.

En Escocia e Inglaterra, los primeros dinosaurios aparecieron en el norte del planeta en una masa terrestre llamada Laurasia hace 245 millones de años, mientras que la humanidad solo lleva alrededor de 200.000 años sobre la tierra. Lo menciono para hacernos una idea de lo importante que resulta saber que desde siempre han estado poblando el planeta. 

Cuando nacemos no sabemos nada de lo que nos depara el futuro, somos una gota de agua en un planeta llamado tierra, pero que mayormente está conformado por agua, exactamente 1.386 millones de kilómetros cúbicos, de los cuales el 97,5 % es agua. Por donde se observe hay vida, fauna y flora están ligadas eternamente. 

No puedo concebir una vida destinada al sufrimiento y no lo digo porque yo esté padeciendo. Hablo por los millones de animales que diariamente son asesinados para satisfacer la demanda incontrolable que el ser humano “necesita” para suplir su apetito, su necesidad de vestimenta, su deseo de compañía, entretenimiento y ciencia. 

Cada segundo alrededor del planeta acaba con la vida de 3.000 animales para el consumo humano; vacas, cabras, caballos, pollos, conejos y cerdos son sacrificados diariamente. Es alarmante la forma de vida que los animales tienen en su corta existencia, ya que muchos son asesinados desde bebés y arrebatados de sus madres para ser vendidos como carne más “tierna” para el mercado. Hemos podido observar por medio de documentales de organizaciones tan prestigiosas como Peta que es una organización sin ánimo de lucro en la lucha por los derechos de los animales, siendo esta la mayor fuente de información de recopilación de videos donde muestran el horror que tienen que padecer millones de animales, confinados en jaulas tan pequeñas que no pueden darse vuelta y así caminar, son privados de agua, alimentos necesarios para su desarrollo natural, privados de una vida digna, por el contrario son maltratados, torturados y ultrajados de la forma más vil que hemos podido imaginar.

En las grandes granjas industriales no existen campos verdes y cielo azul para los animales, no hay un rayo de esperanza para sus vidas o un aire de compasión. Visto de manera sencilla, el sistema de granja industrial de agricultura moderna apunta a producir la mayor cantidad de carne, leche y huevos, de la forma más rápida y barata posible, y en la menor cantidad de espacio posible. Si todos pudiésemos ver la manera en que viven los animales en este tipo de granjas, entonces no seríamos carnívoros y optaríamos por una dieta vegana o vegetariana.

Se les privan de los ejercicios diarios para tener un libre desarrollo y así producir carne, huevos y leche más sana para el consumo humano. Sus “cuidadores” los alimentan con hormonas de crecimiento para engordarlos y hacerlos crecer rápidamente. Muchos son mantenidos con drogas y antibióticos para seguir produciendo productos como huevos y leche, ya que la calidad de vida que tienen es deplorable y en ese mismo proceso tratando de sobrevivir son encontrados diariamente cientos de ejemplares de pollos, vacas y cerdos agonizando en sus jaulas, llenas de excremento, sangre de heridas que muchas veces son producto del hacinamiento, del uso desmedido de la fuerza por parte de los trabajadores de estas granjas, mutilaciones, canibalismo y agresiones entre los mismos animales que sufren de demencia al estar privados de su libertad.

Precisamente, los grandes empresarios detrás de esta maquinaria oscura no van a explicar las consecuencias que conlleva consumir carne adulterada, llena de químicos nocivos para la salud, abscesos en las pieles que llegan a la mesa diaria alrededor del mundo para ser devorados por niños, jóvenes y adultos que no tienen idea del daño que todo esto conlleva para la salud del planeta, esa flora que se viene exterminando para crear espacios exorbitantes para producir y criar más animales por la alta demanda de carne y productos derivados que el ser humano “necesita”

 “¡Maldita televisión! Sé lo que quieres de mí, televisión, maldita televisión, nos tienes dormidos”. La mayoría de comerciales alrededor del mundo nunca muestran la realidad de los animales en granjas, jamás nos van a decir la cruel vida que estos padecen, ya que sería el peor error de marketing para una sociedad que se deja vender y convencer con cualquier producto sin indagar de dónde proceden o en qué condiciones conviven los animales que tuvieron que ser sacrificados para que tú puedas comerte ese pedazo de cadáver en tu plato.

De esta forma y en la misma línea el ser humano no solo usa a los animales para consumo humano, sino también para vestirse con sus pieles, una industria cruel por donde se observe. Por ejemplo, los castores son animales dóciles, amigables y con fuertes lazos familiares y que conservan una amistad muy estrecha con sus crías, los perros y los gatos son los mejores amigos del hombre o el ejemplo más cliché de la sociedad, sobre el amigo del hombre, entonces ¿cómo imaginar la abominable decisión de ser asesinados por sus pieles? La industria de la moda es cruel, ostentosa y elitista, sin escrúpulos, ya que lo único que desean es seguir recibiendo grandes cantidades de dinero por un abrigo de piel hecho con 50 y 100 visones, tantos animales sacrificados para confeccionar un abrigo de piel, ¿vale la pena?

A pesar que el uso de pieles está cada vez peor visto en la sociedad, mucho más concienciada con la protección de la naturaleza que hace unos años, hay ciertas firmas que no van a renunciar a ello. Para estas marcas, el uso de pieles es lo que distingue sus artículos del resto, por eso siguen navegando a contracorriente de la opinión pública. Louis Vuitton y Christian Dior, ambas pertenecientes al conglomerado LVMH. De hecho, las dos se vieron envueltas hace unos años en una polémica en Estados Unidos al importar productos de animales protegidos, según descubrió el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU.

¿Y todo para qué? Para satisfacer los gustos exóticos y ostentosos de personas inconscientes en cada rincón del planeta.

Castores, visones, chinchillas, perros, gatos, zorros, vacas, conejos, mapaches, focas y osos son arrebatados de su propia piel para suplir la demanda de vestimenta del ser humano. Sin duda alguna los métodos que usan para obtener sus pieles son funestos e infames. Las personas que están detrás de la obtención de pieles exóticas son crueles al extremo, ya que con una barra de metal que la mayoría de veces tiene electricidad son aturdidos, dándoles golpes en la cabeza o introduciendo el falo metálico en su ano y que aún vivos y con plena conciencia desollan y despellejan cortándoles la piel y halándola fuertemente para que esta no presente ninguna alteración, y así poder venderlos a las grandes marcas de moda. ¿Se imaginan nacer y tener que ser desollados vivos para que una persona pueda sentirse protegida del frío por medio de tu piel y la elaboración de abrigos innecesarios?

Y es que el ser humano no se cansa de ser sanguinario y salvaje, puedo decir que más salvajes aún que un león que mata por instinto y no por gusto. 

Existen diferentes maneras de entretenimiento que usan animales exóticos no domésticos, como por ejemplo circos, anuncios de televisión, tarjetas de felicitación, eventos, películas y programas de televisión, entre otros. Además, los animales salvajes son frecuentemente utilizados como entretenimiento y accesorios fotográficos para turistas de todo el mundo. Primates, grandes felinos, delfines, focas, lobos marinos, osos, elefantes, camellos, leones marinos, jirafas y cebras son comúnmente vistos realizando comportamientos forzados y no naturales. Pueden ser propiedad de un circo o pertenecer a agencias de alquiler especializadas.

Cuando el espectáculo acaba ellos son regresados a sus mínimas jaulas abarrotadas del cobre podrido del metal para dormir por medio de drogas que los dopan y mantienen dóciles para el siguiente espectáculo y así olvidar el día a día que tienen que padecer a mano de sus dueños, que los llevan de extremo a extremo en los diferentes países para poner sus circos y espectáculos de mala muerte donde personas como tú que están leyendo esto se divierten viendo como un delfín o un oso deben lanzar una pelota al aire para que tus hijos se rían, se diviertan y piensen que es un acto natural, nada se aleja más de la realidad.

Por ejemplo, los acuarios alrededor del mundo en ciudades costeras son un negocio redondo. Venden la terapia con delfines en precios que van desde 50 a 100 dólares, todo por 20 minutos nadando en estanques de concreto, a partir de ese punto si nos detuviéramos a pensar, esa actividad ya no es terapéutica, puesto que no es el hábitat natural y habitual de cetáceos tan inteligentes como los delfines. Los delfines no nacen en acuarios, de esta forma.

¿Se han preguntado cómo llegan a estos lugares? Son secuestrados de sus familias, de sus manadas con la que llevan kilómetros y kilómetros de distancia en el mar en espacios naturales, correctos y únicos para ellos donde nacen y se reproducen, teniendo relaciones tan afectivas y familiares como las del ser humano. Así mismo los que nacen en cautividad y confinamiento son vendidos a otros acuarios alrededor del mundo por un precio de 45.000 dólares, todo depende del proceso de envío. 

Y esa llamada ciencia, esa que se disfraza de ética y valores con el fin de encontrar la cura para enfermedades, para testear productos cosméticos, de consumo humano, militar, etcétera.

Jerbos, hámsteres, gatos, hurones, primates, caballos, ovejas, cabras, vacas, cerdos, aves, animales acuáticos, reptiles, etc. Cada año se usan alrededor de 65.000 primates en experimentos en Estados Unidos y Europa.

Primates, chimpancés y monos enjaulados hasta por 10 años para ser torturados semana tras semana, operados sin anestesia, quemados con sopletes, cegados permanentemente, y un sin fin más de vejámenes que de ético y seguro no tienen nada.

Lo científico, para que sea ético, necesita de investigación en nuevas tecnologías que supriman por completo el uso de animales. El bienestar humano nunca debe prevalecer por encima de la vida y sufrimiento de otras especies no humanas. De la misma forma que no sometemos al hombre a torturas innecesarias, tampoco debemos ejercer eso que tomamos por derecho y que no lo es, para torturar a otros seres que deberían estar en igualdad de condiciones que nosotros, los humanos, al menos en cuanto al respeto a su vida se refiere. 

No podemos seguir pretendiendo tapar con un dedo la realidad abominable que diariamente padecen millones de animales alrededor del mundo, pienso que ellos tienen las mismas necesidades de afecto, unión familiar y afectiva que las mías. Ellos no son algo, para mí son alguien. Sufren, tienen sed, necesitan cariño y afecto, sobre todo respeto. La violencia solo trae violencia y empezando por nuestra comida diaria podemos cambiar el mundo, podemos hacer un lugar sostenible por medio de opciones orgánicas, ecológicas y libres de crueldad animal.

En muchos lugares del mundo se ha adoptado la opción de tener un día a la semana vegano, reduciendo así el consumo de carne animal. Existen opciones a base de dieta basada en plantas que dan la misma energía y calorías necesarias diarias para suplir la dieta humana. Es cuestión de indagar y no quedarse con la premisa que nos venden en la televisión, en redes sociales, debemos ir más allá de lo que nos venden, analizar los productos que llevamos a nuestra mesa, vivir en equilibrio completo con todas las especies que existen en el planeta tierra y en los océanos, porque también estamos matando el lecho marino, dejando sin opción a las especies marinas, al borde de la extinción como el mero guasa y la sierra.

Es momento de reconsiderar nuestros hábitos y lograr una vida digna para cada ser vivo del mundo entero.

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