Despuntará el amanecer del primero de enero 2024 con un brillante flash añonuevero para nuestra gran patria colombiana. Muy en especial para mil y pico de alcaldes electos, quienes ful alegres serán despojados de sus adjetivos de “electos” y tomarán posesión, con todas las de la ley, de los codiciados cargos ejecutivos en los tantos municipios y distritos de la geografía nacional.
Excelente oportunidad para desearles la mejor de las suertes y que sus gestiones públicas sean honestas, eficientes y coherentes con sus promesas y programas de gobierno.
Cabe, así sea de manera puntual, informales sobre una imaginativa iniciativa de construir nuevas estructuras micro-territoriales vecinales que se ha ido abriendo camino a paso de morrocoyo.
Se trata de una propuesta de organización de las manzanas.
Las manzanas son los bloques de viviendas o edificios que todas y todos vemos si vivimos en un paisaje urbano y nos asomamos a cualquier esquina barrial.
Tú sabes: estructuras arquitectónicas limitadas por vías públicas. Muchas son cuadriláteras, por lo cual sus fronteras son dos calles y dos carreras. En el caso de nuestra Bacatápolis ―Bogotá D.C., la Atenas de este lado del charco, Taboga Mía, La Nevera―, pueden aparecer diagonales o trasversales.
Una manzana es de predominio residencial cuando en su mayor parte está constituida por viviendas habitadas. O de predominio comercial, si más bien es una amalgama de establecimientos comerciales, bodegas, industrias, solares, viviendas inhabitadas o edificios abandonados, en la que puede haber pocos residentes.
Para los siguientes efectos, cuando se diga «manzana», nos referimos a la residencial. O en cierto modo, a una «univela», abreviatura de unidad vecinal. Una univela sería una manzana o varias aledañas que cuenten con cincuenta o más vecinos en su área respectiva, y que podría tener autoridades oficiales elegidas por los mismos vecinos, de aprobarse una ley que así lo determine. O quizás escogidos de manera ejecutiva en una reunión de representantes de viviendas, cuadras o grupos determinados de viviendas.
Fungirían como líderes oficiales, en cada univela ―según una propuesta vesinalista―, un «delemán» o delegado de manzana, representante del poder ejecutivo; tres facilitadores, regentes por el poder legislativo o coadministrativo; y un orientador, garante del poder judicial.
Volemos ya, en un pris pras y de uan al país de AMLO, las rancheras y los mariachis, las enchiladas, el recién estrenado Tren Maya, el fogoso volcán Popocatépetl, Frida Kahlo, Laura Esquivel, Juan Rulfo, Octavio Paz, Carlos Fuentes, José José, José Alfredo Jiménez, Javier Solis, Pedro Infante, Jorge Negrete, la vecindad del Chavo, Chanoc, Kalimán y del meteorito Chicxuluv, que cayó por la península del Yucatán y descastó a los dinosaurios. O sea a Méjico, donde hay algo por el estilo.
Resulta que en el país azteca existen jefes oficiales ad honorem por manzanas*, encargados de armonizar actividades de interacción ciudadana y participación cívica. Son seleccionados a través de encuestas en las que participan vecinos de las manzanas mayores a los 18 años.
Un jefe de manzana hace las veces de un auxiliar del gobierno municipal que procura que, en su área, se cumplan mínimas directrices de convivencia y disposiciones administrativas, tales como impulsar tareas de interrelaciones asertivas, sanas y prácticas entre vecinos, promover el buen funcionamiento de servicios públicos, mediar en discusiones que nunca faltan, etc. Puede expedir, de forma gratuita, certificados de residencia y buena conducta.
Si un jefe de manzana no cumple con sus funciones o comete abitrariedades, puede ser revocado el nombramiento. Entre las causas sancionatorias están las deficiencias de bulto en el cargo, inasistencias continuas a actos formales del ayuntamiento, la nula participación en las actividades especiales, etc.
Los susodichos jefes de manzana son protagonistas de inclusión cultural en los vecindarios, y a lo mejor aportan un valioso impulso para que Méjico hoy día se proyecte como una potencia económica mundial.
Probemos a ver.
Con algo por el estilo.
No tenemos nada que perder y sí mucho que ganar.
Quizás damos en el clavo.
(*) Basado en datos de un artículo de Édgar Reyes, en el diario El Sol de Córdoba, de la ciudad de Córdoba, Veracruz, Méjico: https://www.elsoldecordoba.com.mx/local/como-se-elige-a-un-jefe-de-manzana-en-cordoba-seleccionaran-a-2-mil-674-8525866.html
