Un día como hoy de 2013, Michael Schumacher, uno de los pilotos de Fórmula 1 más aclamados de todos los tiempos, y a quien todos recuerdan por competir con Juan Pablo Montoya, sufrió un terrible accidente que lo dejó en coma. Desde entonces su vida es una incógnita. Nadie sabe a ciencia cierta cuál es su estado de salud, pues su famila ha querido mantenerlo en reserva.
Se acercaban las vacaciones y la familia Schumacher decidía a dónde ir. Se debatían entre Dubái y los Alpes franceses para esquiar. Él no quería ir. Tal vez tenía un presentimiento. No le convencía "disfrutar" de la nieve. Quería algo más cálido, otro tipo de actividad, paracaidismo o algo así. Sin embargo, la familia puso a rodar la moneda y salió Francia
Nadie imaginaba que un hombre acostumbrado a la velocidad, campeón en su deporte, con buen estado físico, chocaría contra una roca mientras esquiaba. La naturaleza tiene planes con uno que uno no alcanza a imaginar. "Este fuerte golpe destrozó su casco y le provocó un severo traumatismo craneoencefálico, por el que estuvo ingresado en un hospital de la localidad de Grenoble".
Ahora está en coma y vive con su familia en Suiza. La esposa asegura que hacen terapia juntos y que él está ahí, pero de manera diferente. La pregunta hoy, a ocho años del accidente, es si para un deportista tan activo, amante de los deportes extremos, solidario, que vivía de manera apasionada, tendría sentido estar en ese estado. Nadie puede decirlo, nadie tiene el derecho de decidirlo sino su familia, pero es un buen momento para pensar en ello.