Yo no sé si es que me parece o es un sentimiento generalizado, pero en el país, luego de las elecciones del 13 de marzo se siente otro ambiente, parece que la alegría estuviera en todos los espacios.
Le gente salió a votar con ganas, masivamente, con un propósito en su mente: que en esta Colombia que vivimos haya un cambio.
La gente canalizó su inconformidad en las urnas. Se acercaron a votar con ilusión, con el deseo de que se mueva este estado de “lo mismo” que tanto hemos padecido y que nos produce desdicha, que nos genera impotencia.
Los resultados obtenidos en las urnas han dejado alegría en la gente porque sienten que el país está despertando, que la ciudadanía cada vez toma más conciencia de que debe ejercer el voto en libertad, alejada de los mandatos de quienes siempre han presionado su elección mediante prebendas, puestos o intimidación.
Parece ser que de algo sirvió “el estallido social”; esas manifestaciones que sacaron a la calle la rabia, la inconformidad, el desespero, la impotencia de la gente frente a las acciones gubernamentales y pusieron a la ciudadanía, pero especialmente a los jóvenes, a tomar decisiones, a darse cuenta de que ellos cuentan que pueden ayudar al cambio que sus mayores aun no han logrado.
Ahora hay un Congreso en gran parte renovado, y como dice mi abuelita “principio tienen las cosas”. Uno siente en el ambiente que la gente está alegre, optimista, dispuesta a seguir buscando el cambio en nuestro país.
Está optimista, porque ha descubierto que es mentira que no se puede contra las maquinarias establecidas desde hace mucho tiempo, porque han entendido que no es cierto que todo deba seguir tal como esta porque unos pocos lo pregonan. Están felices porque se dieron cuenta que si se pueden lograr los cambios que se necesitan.
Por primera vez uno siente que la gente no ve inútil llegar hasta las urnas a depositar un voto, porque ya no está operando eso de “para que voto si esto va a seguir lo mismo”; como una revelación han comprendido que el voto si es útil que si sirve, que mediante él se puede alcanzar un país diferente y mejor para todos.
Este nuevo Congreso, con fuerzas en equilibrio será diferente, hay pensamiento disimiles, habrá posiciones que disientan, que generen polémica, que provoquen análisis, que permitan decisiones que realmente convengan a la patria; o al menos eso es lo que esperamos todos los que hoy sentimos como que si sobre la patria cruzaran vientos renovadores.
Me senté a escribir esta columna por una sola razón: hoy mi abuelita amaneció cantando a todo pecho “hoy todo me parece más bonito, hoy canta más alegre el ruiseñor….y me picaba el ojo a cada escobazo que daba…