Albeiro Usuriaga, como otros delanteros de peso en Colombia tipo Arnoldo Iguarán, Faustino Asprilla o Leider Preciado, debutó en el Cúcuta Deportivo. Era un joven de 22 años cuando en el 88 logró clasificar al octogonal final a un equipo acostumbrado a pelear con el Deportes Tolima el último lugar del torneo. Usuriaga era desordenado, tanto adentro como afuera de la cancha pero coincidían en que era un diamante en bruto, que tenía calidad, que si llegaba a un equipo de nivel lo mas seguro es que triunfaría. Y entonces en 1989, a los 23 años fue contratado por el Atlético Nacional. Francisco Maturana en esa época era técnico del Nacional y también de la Selección. La base del equipo que pretendía volver a un mundial después de 28 años era ese Nacional que ganó La Libertadores en 1989 con una actuación estelar del Palomo.
Es que el caleño fue fundamental en los equipos cruciales como contra Millonarios en cuartos de final, sobre todo en el partido de ida en Medellín donde marcó el gol del triunfo, contra Danubio de Uruguay en la aplastante victoria 6-1 y en la final contra Olimpia en Bogotá cuando fue determinante en los dos goles con los que Nacional remontó y llegó a penales donde ganó la Copa con un Higuita inspirado.
Pero ojo, fue en esa eliminatoria donde el Palomo despuntó. Su gol contra Israel fue vital para la clasificación de Colombia a un mundial después de no ir desde 1962. Sin embargo, a la hora de llevar los jugadores al torneo, Maturana le dio un cachetazo y no lo convocó. Su módulo táctico, con cinco volantes y un delantero, hizo que sólo llevara a la Gambeta Estrada y a Iguarán como delanteros netos. Redín podía jugar como volante ofensivo. Pero el Palomo, quien era nuestra esperanza de gol no apareció por ningún lado. Decían que por haber robado a los compañeros en la concentración de una gira que hicieron por Estados Unidos quedó marginado. Nada de eso pudo comprobarse. Maturana le quitó al estelar delantero, quien fue el primer colombiano en marcar en la Liga española, la posibilidad de jugar un mundial.
El gran pecado de Maturana fue no salir a respaldar al jugador de las acusaciones que recibía. Si no eran ciertas ¿no venía bien desmentir a tiempo? Maturana volvió a clasificar a Colombia a un mundial en 1994 y ganó una Copa América en el 2001 pero en ningún momento volvió a llamar a un hombre que supo ser ídolo de Independiente de Argentina. Usuriaga murió abaleado frente a su casa en Aguablanca, Cali, en el año 2004. Maturana nunca volvió a tener éxito como técnico.