El pasado viernes 4 de mayo se realizó un conversatorio social con los candidatos presidenciales en el Salón Rojo del Hotel Tequendama, en la ciudad de Bogotá; evento convocado por las centrales obreras CGT, CTC, los pensionados y las cajas de compensación. Se contó con la asistencia del candidato del Centro Democrático Iván Duque, quien está primero en las encuestas, y del doctor Germán Vargas Lleras. No participaron Humberto De La Calle, Sergio Fajardo y Gustavo Petro.
Algunos medios de comunicación hacen mención a que la actual campaña presidencial ha caído en una especie de “debatitis”, pero en cambio de que las redes sociales a veces con mala intención presenten a los candidatos, es menester que ellos mismos presenten sus programas a los diferentes estamentos, por ejemplo en temas sociales como el sistema de compensación familiar, la seguridad social, futuro de las pensiones, propuesta en materia de empleos, la salud y el estatuto de trabajo, consagrado en la Constitución del 91 y que todavía no se ha reglamentado (artículo 53). De ahí la importancia del encuentro con las organizaciones sindicales por parte de los candidatos, exaltando a los que asistieron y tomando como un verdadero desplante a los que no participaron, a pesar de que se les invitó con casi 2 meses de anticipación.
Dentro de los que no asistieron llama poderosamente la atención la no presencia del candidato progresista y del foro de Sao Paulo, doctor Gustavo Petro, quien ha sido considerado por algunos despistados como el aspirante de los sectores menos favorecidos, pero su ausencia demuestra que sus propuestas sociales son confusas y difusas, ya que el escenario del Hotel Tequendama servía para clarificar el futuro en asuntos de palpitante actualidad como es el empleo, porque según el propio candidato quiere acabar no sabemos si de tajo con la extracción del petróleo y el carbón, además de plantear la expropiación de los ingenios azucareros, por lo que hay que preguntarle al candidato Petro, ¿cómo va a reemplazar esos casi 600 mil empleos que se perderían?
Además, no se puede pasar por alto que el M-19, en donde militó el doctor Petro, fue un predador del movimiento sindical colombiano, cuando en 1976 secuestró y asesinó al presidente de la Confederación de trabajadores de Colombia (CTC) José Raquel Mercado, lo que demuestra que esa organización es una prosapia marxista, ya que la mayoría de sus fundadores provenían del partido comunista y las Farc; y así mismo, buscaba el sometimiento del sindicalismo a los sofismas marxistas-leninista, porque para el comunismo totalitario los trabajadores y sus organizaciones gremiales son simple masa de maniobra o correa de transmisión del partido para satisfacer los apetitos burocráticos de sus elites totalitarias. Desde mi interpretación, lo anterior explicaría la no participación del candidato progresista en el conversatorio del pasado 4 de mayo.
A pesar de la ausencia de los 3 candidatos mencionados, pero especialmente la de Gustavo Petro, el conversatorio fue todo un éxito y contó con la presencia de cerca de 1200 invitados, siendo bastante claros con sus propuestas de gobierno los candidatos Duque y Vargas en los aspectos sociales que tendrán en los próximos 4 años profunda incidencia en la vida de los colombianos, pues es indispensable que los que aspiren a dirigir los destinos del país le pongan la cara a las diferentes expresiones de la sociedad y no se escondan en la demagogia con discursos miserabilistas.
También hay que destacar la moderación del evento que estuvo a cargo del exalcalde de Bogotá Lucho Garzón y del presidente de la Confederación General del Trabajo (CGT) Julio Roberto Gómez, quienes hicieron gala del pleno conocimiento en la problemática que aflige a los trabajadores, buscando respuesta precisas de los candidatos que participaron, por ello hay que afirmar que no se trató de “debatitis” sino de propuestas concretas que ojalá sean materializadas en un futuro gobierno.
En mi opinión, el desplante que le hicieron algunos candidatos a los trabajadores en el conversatorio en mención demostraría que en un eventual gobierno de alguno de ellos los trabajadores y sus organizaciones serían tratados con mucho desdén, porque si en una campaña electoral se desconoce una población económicamente activa de 24 millones de personas con capacidad para votar, ¿cuál será el trato que recibirían los trabajadores en una presidencia de cualquiera de los candidatos que no asistieron? Como muy bien enseña la Biblia: “por sus frutos los conoceréis”.