Atrás quedaron los días en los que países como Egipto, Irán, Siria, Jordania entre otros de la Liga Árabe, imponentes como en antiguo se levantaban contra el yugo opresor de otras naciones que por convicción religiosa o intereses geopolíticos, económicos o militares buscaban asfixiar su existencia hasta tratar de reducirles a piedras inertes e inmóviles sin voz ni llanto en el desierto.
Ya nada es como antaño, ya los líderes árabes se hacen cómplices con su silencio por temor a sanciones o represarías desde occidente o por el simple hecho de no vivir un Hiroshima a manos de Israel, son ciegos, sordos y mudos ante las barbaries que el relativamente joven estado de Israel comete día tras día en contra del pueblo palestino sus mujeres y niños, sus ancianos y jóvenes, sus costumbres y herencia. Hermanos árabes de fe y de sangre, porque por las venas de los palestinos mutilados y masacrados a diario, corre la misma sangre que corrió por las venas de Saladino quien lucho contra imperios invasores por la protección de sus pueblos y creencias con fuerza y entereza hasta reconquistar para los Musulmanes a Jerusalén, la que ha visto por tantos años luchar titanes contra pigmeos, dioses contra pordioseros a Yahvéh contra Cesar, la Jerusalén que ha caído y se ha vuelto a levantar. Ciudad “santa” para tres de las más importantes religiones sobre la faz de la tierra, el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam, esta ultima estigmatizada y satanizada por occidente por sus notables conductas extremistas en algunos casos, pero me pregunto yo, ¿Cómo no reaccionar de la peor forma frente al inminente exterminio de madres, hermanas, esposas e hijos? al que se les quiere llevar, solo por abastecer de petróleo las refinerías insaciables de EEUU y de sus esbirros hambrientos de riquezas y de estratégicas posiciones geográficas frente a “enemigos silenciosos” como Rusia, China e Iran.
La deuda no se ha saldado es el pensamiento de la extrema derecha Sionista haciendo referencia al mal llamado “antisemitismo” (porque aparte de el hebreo el árabe, amárico, y el tigriña también son lenguas semitas, entonces en virtud de ello se debería hablar mejor de anti judaísmo), por el que ardieron los hornos crematorios de los campos de concentración nazis, pero no solo salió humo por los cuerpos judíos, también allí ardieron gitanos, homosexuales, prisioneros de guerra o enemigos de Hitler y sus generales. Ahora con este derecho tenebroso no pueden pretender tener salvoconducto o mandato divino eterno para arrasar con Palestina, su gente su tierra, la que siempre fue suya, por que por cada misil Palestino de mediano alcance si es que alcanza a llegar después de atravesar el escudo de hierro (sistema anti misiles Israelí, uno de los más avanzados del mundo) 1.000 bombas caen sobre los tugurianos y ruinosos asentamientos Palestinos, corroídos por la miseria y canallada Israelí tras cada chivo espiratorio inventan para robar mas territorio y aniquilar a sus verdaderos dueños. Ya no es el tiempo de David, ya no es el tiempo de seguir al pie de la letra la biblia escrita por hombres para hombres.
¡Despierta Arabia! no es justo que por la conveniencia o temor de sus líderes, no se levanten voces fuertes de respaldo, apoyo y lucha a ese pueblo acorralado y encerrado en sus propias tierras, por un Israel cínico, abusivo e irrespetuoso de los derechos humanos y que nunca ha escuchado y ha hecho caso omiso a tantas resoluciones y advertencias de la ONU, una organización hecha a medida y conveniencia de sus propulsores hipócritas de oficio, es de la especie humana sentir temor ante el más fuerte o la mayoría, pero si por algo se ha caracterizado el pueblo árabe es por no sentir temor hasta el punto de hacerse inmolar en actos suicidas y con esto no justifico tales actos, solo me refiero al nivel de valentía que hay que tener para quitarse la vida y de tal forma. No es tiempo de temor, es tiempo de justicia. Y por eso trato de entender el temor de Arabia.