Hace un par de meses, la ministra de Interior Alicia Arango le pidió al presidente Duque la embajada de Colombia ante las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, cargo que ya había ocupado durante el gobierno Santos. El Presidente le pidió que esperara unos meses, sin que se hubiera enterrado el posible futuro diplomático de la Ministra, que las circunstancias del Covid y las obligadas cesiones digitales, le marchitaron el cargo que cuando lo aceptó lo veía con mucho brillo.
En el entretanto la canciller Claudia Blum hizo la tarea y le despejó el camino a la ministra para su eventual aterrizaje en Suiza: trasladó a la embajadora Adriana Mendoza a Helsinki, Finlandia. Adriana Mendoza deja la embajada con varios cuestionamientos encima por presuntos gastos irregulares, abuso de su status de diplomática para compras personales y negligencia con connacionales durante la pandemia según fue denunciado en una carta firmada por 30 colombianos residentes en Suiza.
Aunque en algún momento se creyó que las queja podrían tener consecuencias disciplinarias, todo indica que podrá permanecer como funcionaria pública y con el más alto rango de las delegaciones en el exterior, aunque esta embajada tenga mucho menor status.
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