Muchos ya estamos hartos de esta canción. En Malasia las autoridades la prohibieron y en China hicieron lo propio; está vetada.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, compuso una versión para promocionar la Asamblea Constituyente. Justin Bieber también la ha interpretado. En YouTube hay un vídeo de una mujer coreana que la canta en castellano con una voz demasiado dulce y agradable. Para mi gusto, es la mejor versión que he escuchado.
Pero, ¿y por qué este tema musical ha llegado ha ocupar tan privilegidad posición?
Esta es la pregunta que se hace mucha gente.
El éxito de Despacito acaso radica en que es una canción rítmica sin mucha letra, casi que se puede cantar en cualquier idioma y puede sonar como muy autóctona.
Despacito es lo que se puede considerar como una composición de laboratorio. Observen la cantidad de personas que participaron en la creación de la misma. Intervinieron los cantantes puertorriqueños Luis Fonsi, Daddy Yankee y la artista panameña Érika Énder.
La produjeron Aj Santos, Andrés Torres y Mauricio Rengifo. Vio la luz a través del sello de Universal Music Latino.
Despacito es un sencillo al que se le vertió mucho esfuerzo “marketero”. Es increíble que suene chévere sin decir nada o casi nada y sin pertenecer a la música clásica.
Sus autores se preocuparon más por el marketing que por la letra y la riqueza musica.
A Despacito no se le puede efectuar una valoración estética, porque no resistiría ningún análisis por muy superficial que fuera.
Yo me arriesgo a pensar que los compositores de este sencillo no se preocuparon de que gustara o no, de que fuera disonante o no.
Lo que buscaban Luis Fonsi, Daddy Yankee y Érika Énder con su creación musical ya lo alcanzaron. Querían que fuera odiada y amada, querida y rechazada. En definitiva, que nadie se quedara indiferente ante Despacito.
Y dinero contante y sonante.
Y por supuesto que ahí estaba el sello Universal Music Latino que sí sabe cómo se compra y cómo se vende.
"Poderoso caballero es don dinero", dijo Francisco de Quevedo.
En la era de la civilización digital es muy difícil y a la vez muy fácil lograr que un tema sea todo un éxito, porque al final del té todo el mundo termina siendo un experto en redes sociales y termina también haciendo uso de los mismos trucos que cualquier usuario conoce.