Desmintiendo a Uribe: Respuesta a Timochenko

Desmintiendo a Uribe: Respuesta a Timochenko

"La ley es para todos o no es para ninguno. Guerrilleros y militares que hayan cometido crímenes de lesa humanidad deben ser condenados"

Por: Sebastián Leal Daza
mayo 17, 2016
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Desmintiendo a Uribe: Respuesta a Timochenko

A raíz de la reciente carta de Álvaro Uribe Vélez titulada Carta del médico Rodrigo Londoño (Timoleón Jiménez), cabecilla de Farc --en la que responde evasivamente (normal en él) y en una serie de diatribas repetitivas a la directa y concreta propuesta de Timochenko, de sentarse hablar con éste sobre los acuerdo de paz, libres de odios y rencores históricos-- me tomé el tiempo de analizarla y encontrar, como es habitual en el expresidente, enormes sesgos históricos, enormes mentiras políticas, enormes mentiras en estadísticas (no sé sabe de dónde sacan sus fuentes y datos, seguramente de una reunión con su partido) sutiles mentiras disfrazadas en su característico lenguaje que pretende ser muy patriótico y muy de los “buenos muchachos” que con el paso de tiempo y de los cambios que viene trayendo la anhelada paz, van disminuyendo (menos mal).

No encontré, por el contrario, mentira piadosa alguna. Y viéndolo desde otra perspectiva, la carta podría ser una confesión y un ejercicio de lucidez y sensatez sin precedentes en el hoy senador del Centro Democrático, si tan solo se modificara una sola palabra en toda su carta. Si cambiáramos la palabra “FAR” (como él en su idiosincrasia la nombra) o las “FARC”, por “AUC” o paramilitares, la carta tendría un sentido sensato, libre de cinismo y de doble moral. Una especie de autobiografía, en donde se confiesen los grandes errores que tuvo la desmovilización de los paramilitares auspiciado en su Gobierno y que hoy, esos errores los seguimos pagando la población con el nacimiento de las llamadas BACRIM, y que ha dejado a la postre por estos y otros motivos, que su círculo más cercano de amigos, colaboradores y familiares estén en la cárcel, prófugos de la justicia o investigados.

Antes de entrar a analizar, de manera general, algunos extractos de su evasiva respuesta al diálogo, debo mencionar, para que no haya lugar a suspicacias, que no trabajo para el Gobierno de Santos, no soy simpatizante de las ideas del antiguo Ministro de Defensa de Uribe, hoy presidente, no soy guerrillero ni afín a la ideología de las “FAR”, ni pertenezco a ninguna organización política de derecha o izquierda. Simple y llanamente, soy un colombiano que trata de no “comer entero” que prefiere remitirse a fuente fiables y no conformarse inocentemente como muchos colombianos sí lo hacen a los que dice Caracol, RCN o en este caso, a las palabras del gran Colombiano.

Se dice en un extracto de la carta “Haber adelantado el diálogo sin cese de actividades crimínales, verificable a través de la concentración supervisada, ha contribuido al aumento de la criminalidad y a la desconfianza en el proceso, ya que, sin esa concentración, se negó a la ciudadanía el derecho de inferir que Farc, con buena fe en la paz, era ajena a cualquier delito cometido.” ¡Falso!

Según el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), citado por el medio el Espectador “hace 51 años no se registraba reducción tan grande del conflicto armado en Colombia. El consolidado oficial de las cifras de violencia y seguridad del Ministerio de Defensa para el año 2015 le dan la razón. De acuerdo al Ministerio, el año pasado hubo una reducción del 42 por ciento en las acciones terroristas en comparación con el 2014. Solo los ataques a instalaciones aumentaron en el 2015, el resto de acciones subversivas (asalto a población, ataque a aeronaves, hostigamiento, emboscadas, contacto armada, incursión en poblaciones y retenes ilegales) disminuyeron. Este desescalamiento del conflicto pudo influir en que el año pasado menos colombianos murieran a causa de la guerra. Así como los homicidios de civiles se redujeron en un 5 por ciento, las muertes de ambos bandos del combate también disminuyeron. Las guerrillas y grupos insurgentes vieron un 31 por ciento menos de hombres caídos, y de la fuerza pública murieron 113 hombres menos que en 2014, cuando las bajas llegaron a ser de 289.

Por otro lado, uno de los temas persistentes y aducidos por Uribe, es el tema de la impunidad. Curioso punto, pues habría que mencionar la impunidad de los Falsos Positivos cometidos en su gobierno, la impunidad de las chuzadas a la oposición por parte del DAS en su gobierno, la impunidad de la fuga de uno de sus ministros más cercanos, la impunidad de la fuga de su alto comisionado para la paz por las falsas desmovilizaciones a los paramilitares, la impunidad de la terrible ley 100 que de la cual él fue ponente, y muchas otras impunidades en su gobierno. Pero parece que para Uribe solo existe un tipo de impunidad, la de la guerrilla. Él alega que el acuerdo de justicia, permite que los guerrilleros se paseen por el territorio nacional sin pagar un solo día de cárcel ¡Falso! Los 10 puntos acordados en el acuerdo de Justicia contemplan que “Los guerrilleros y agentes del Estado que acepten sus delitos, pasarán a la sala de sentencia, allí podrían tener sanciones para reparar a las víctimas. Por otra parte, los que no acepten sus delitos y sean culpables, pasarán por la sala de enjuiciamiento, donde podrían recibir sanciones de orden restrictivo o de reparación. Un punto importante es que todos los guerrilleros de las FARC serán sentenciados.” El punto 6 dice “La Jurisdicción Especial para la Paz contempla dos tipos de procedimientos: uno para quienes reconocen verdad y responsabilidad, y otro para quienes no lo hacen o lo hacen tardíamente. A los primeros se les impondrá una sentencia, fundada en las conductas reconocidas después de haber sido contrastadas las investigaciones de la Fiscalía General de la Nación, las sanciones impuestas por otros órganos del Estado, las sentencias judiciales existentes, así como la información que provean las organizaciones de víctimas y de derechos humanos. Los segundos enfrentarán un juicio contradictorio ante el Tribunal.”

El punto 7 reza “Para todos aquellos que reconozcan responsabilidades por los delitos competencia del Sistema, la sanción tendrá un componente de restricción de libertades y derechos que garantice el cumplimiento de las funciones reparadoras y restauradoras de las mismas mediante la realización de trabajos, obras y actividades y en general la satisfacción de los derechos de las víctimas.” Y en cuanto a las sanciones el mismo punto aclara que “Las sanciones para quienes reconozcan delitos muy graves tendrán un mínimo de duración de cumplimiento de 5 años y un máximo de 8 de restricción efectiva de la libertad (…) Las personas que se nieguen a reconocer su responsabilidad por tales delitos y resulten culpables serán condenadas a pena de prisión hasta de 20 años, en condiciones ordinarias.

Por supuesto, que muchos de nosotros podemos decir que no es suficiente, que algunos crímenes merecerían hasta la pena de muerte, que no está contemplada en nuestra Constitución Política, pero también, es sabido por todos que cuando se llevan a cabo acuerdos de paz entre dos grupos enfrentados, en pro de un objetivo mucho más noble y grande, y duradero en el tiempo, hay que hacer algunos “sacrificios” morales, si se pueden llamar así, teniendo en cuenta que la meta que se persigue es mayor y sostenible en el tiempo, y que no permitirán que hechos punibles se repitan. Tratándose de una negociación, los acuerdos deben encontrarse en un punto medio entre las dos partes, porque entonces no sería una negociación sino una imposición de alguna de las dos; hay que hacer concesiones (no totalmente), pero teniendo como perspectiva que los acuerdos no permitirán que se vuelva a presentar una guerra como la que lleva azotando este país por más de 50 años.

Me parece interesante este extracto de la carta de Uribe “La impunidad es partera de nuevas violencias y dificulta el perdón sincero.” Uno se preguntaría, ¿Será que Uribe es consciente de la cantidad de impunidades que florecieron bajo su Gobierno y también bajo su desmovilización con los paramilitares. ¿Será que Uribe pedirá perdón por su omisión o por su posible implicación en hechos delictivos que la justicia ha empezado a investigar? ¿Será que Uribe perdonará alguna vez a las FARC? ¿Se perdonará él mismo? ¿Perdonará a sus hijos por la zona Franca?

La ponencia de Soraya Gutierrez titulada La Verdad sobre el Proceso de Desmovilización Paramilitar y Su Aporte a La Paz publicada en Colectivo de Abodagos.org, habla de la impunidad del proceso de desmovilización de los paramilitares en el gobierno de Uribe: “Para tal efecto se diseño y aplico toda una estructura jurídica destinada de una parte, a legalizar la impunidad de crímenes internacionales cometidos en Colombia y por la otra otorgar beneficios de toda índole a los responsables de los mismos.(…) Efectivamente desde el año 2002 hasta agosto del 2010, se han promulgado, expedido y reformado una abundante legislación que consta de por lo menos cuarenta leyes, [3] decretos, resoluciones que dan cuenta del mal diseño del marco jurídico que ha sustentado este proceso y el afán del Gobierno Nacional por otorgar beneficios jurídicos y legalizar los crímenes cometidos por estas estructuras armadas ilegales. (…) Desde noviembre del 2003 hasta agosto del 2009, (31.671) paramilitares se “desmovilizaron colectivamente” y 3.682 de manera individual, para un total aproximado de 35.353. De este total el 89.72% es decir 31.454 paramilitares fueron beneficiados con una amnistía de facto mediante la aplicación de varias normas ( Ley 782 y decreto 128 del 2003), bajo el argumento de que no tenían investigaciones o condenas en su contra por delitos graves y por tanto no se les exigió revelar la verdad sobre los crímenes de lesa humanidad y graves violaciones a los derechos humanos

¡Hágame el favor! El 89.72% que prácticamente es decir que el 90% (9 de cada 10 paramilitares) fue beneficiado con una amnistía sin pena o condena alguna y sin reparar a las víctimas. Y Uribe habla de impunidad. ¡Por favor! Hasta cuándo los fanáticos o los ingenuos seguidores uribistas van a seguir siendo chivos expiatorios de sus colosales mentiras. Hasta cuándo este señor seguirá convocando “resistencias civiles” sin sonrojo alguno, con total cinismo y arrogancia, después de que bajo su propio gobierno, fue él mismo el que auspició la impunidad a diestra y siniestra. Podría haber muchos más análisis de la carta, pero algunas de sus declaraciones son insostenibles para un buen entendedor y no merecen mayor análisis, y por otro lado, en términos generales se resumen en las anteriores.

Para finalizar, Uribe expresa “Nuestras Fuerzas Armadas de la Democracia han sido igualadas con el terrorismo. El acuerdo de justicia pone de igual a igual a los comandantes institucionales con los cabecillas de FARC, cuando la misión de los primeros es la protección de la ley y del ciudadano, y la de FARC es el delito, así lo encubran con la pretensión del derecho a la rebelión." Si bien es cierto, que los militares cumplen la función de proteger la patria, que son los que ponen el pecho a la guerra, con muertos y heridos, no podemos desconocer que también varios de ellos, han cometido delitos y no cualquier delito, delitos muy graves contra nosotros, la población civil. Solo basta recordar los falsos positivos que fueron asesinatos a gente inocente, a campesinos, a jóvenes pobres y desempleados que fueron engañados por militares para ganar dinero, ascensos, medallas. ¡Fueron algunos militares los que asesinaron a sangre fría a su propio pueblo, colombianos inocentes.

Colombianos, seamos objetivos. Políticos de izquierda o derecha que hayan cometido delitos o se hayan comprobado nexos con la ilegalidad deben ser investigados y judicializados, y no hay carta, resistencias civiles o trinos que valgan. La ley es para todos o para ninguno. Señor expresidente Uribe no nos siga engañando impunemente. Dese cuenta que la realidad ahora es diferente y que la comunidad internacional, EEUU, el Papa, Naciones Unidas, Unión Europea, la UNASUR, América Latina, apoyan el proceso de paz. Usted y su partido están nadando contra la corriente de cambios que hace décadas necesita este país. No desaproveche esta oportunidad y tenga los pantalones suficientes para aceptar sus errores del ayer y del hoy, y aceptar que es la hora de la paz, y que la paz llegará gracias o a pesar de usted. ¡Es la hora de la paz! La historia ahora está de nuestro lado.

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