Latinoamérica tiene ocho, ¡ocho!, de los diez países más desiguales del mundo y Colombia está entre esa trágica lista de los ocho. Y ese estado de desigualdad es lo que provoca que la gente se movilice por una condición de vida digna, por una sociedad más justa y en la cual los verdaderos ricos deban pagar impuestos más altos y no evadirlos. Lo dijo incluso hace poco Bill Gates, uno de los más ricos del mundo, “los ricos deben pagar impuestos más altos”. Para él, las reformas tributarias regresivas son las que buscan beneficiar a los empresarios que más dinero tienen. Hay que aplaudir eso, porque precisamente cuando un gobierno, como el colombiano, busca beneficiar más a los empresarios que más dinero tienen lo que genera es más desigualdad, y provoca más descontento y agitación social.
Y la desigualdad también se nota en los impuestos como el famoso IVA, “el impuesto estrella”, porque es injusto que los más ricos de este país paguen el mismo IVA que paga cualquier otra persona cuando adquieren el mismo bien o producto gravado con ese impuesto. Por eso el IVA sí debería tener en cuenta la renta de las personas, pues si el más rico de este país y el más pobre van y compran el mismo bien o servicio no es justo que el impuesto que paga el rico tenga el mismo valor que el que paga el pobre.
En cuestión de salarios también la situación es abismal, pues mientras que a un congresista le pagan en bruto más de 32 millones de pesos mensuales, por pocos días de trabajo al mes, los del salario mínimo, que ayudan a sostener a ese congresista, están obligados a trabajar hasta más de ocho horas diarias; incluso, todos los días. Lo justo sería que al congresista le pagaran por sesiones, por días efectivamente trabajados.
Y en cuestión de tierras la desigualdad es lamentable, pues se tiene por hecho que el “1%de las fincas más grandes ocupan el 81% de la tierra”; por supuesto, esas grandes fincas no son de los pobres.
Hasta en la violencia estatal se ve la “desigualdad”, pues mientras que el joven Dilan Cruz cogió un gas lacrimógeno con su mano y lo devolvió al Esmad, un miembro de este escuadrón le devolvió un disparo en la cabeza… Desigualdad, es la palabra clave de las movilizaciones. Movilizaciones que van a seguir, pues la gente, y sobre todo los jóvenes, están tomando más conciencia como ciudadanos libres.