Para este feliz 2022, con la victoria del Partido Alianza Verde en las elecciones parlamentarias y la victoria del Pacto Histórico en las presidenciales, se abre una senda de independencia y autonomía en la geopolítica colombiana.
La próxima presidencia de la República alternativa de Colombia no deberá prestarse para invasiones, envío de mercenarios y todo tipo de política ilícitas, inconstitucionales e ilegales en el concierto internacional para desestabilizar países vecinos y respaldar agresiones extranjeras contra pueblos inermes.
El Paro Nacional sepultó al uribismo, por su violencia indiscriminada, por su cinismo, por sus políticas neoliberales, inhumanas, autoritarias, discriminatorias y lesivas al colombiano de a pie.
Sin duda China ha venido ganando un terreno portentoso en el campo de la economía, la cooperación y el desarrollo justo y equitativo con oportunidades para todos. Su modelo no respalda guerras, genocidios, masacres e intervenciones a sangre y fuego en otras nacionales del globo, ni sanciones, embargos o terrorismo económico.
Como América del Sur conformaremos nuestro propia asociación económica y política en defensa de la Amazonía, de nuestra cultura, biodiversidad y soberanía.
Seguridad y reforma social, serán los grandes reto del próximo gobierno popular: Matrícula 0, restitución de tierras, defensa de EPM y de todas las empresas públicas del país, apoyo total al empresariado colombiano para desarrollar un capitalismo verde, humano y de bienestar. Pero habrá de ponerle límites y regulaciones a la especulación financiera y el abuso de los grandes monopolios transnacionales frente a la economía colombiana.
Hay que recuperar el monopolio de la violencia en cabeza del Estado Democrático: No más bandas, no más narcotráfico, no más ejércitos privados: ¡no más ignominia contra el pueblo colombiano!
La transición energética será otro reto mayúsculo, ya que Colombia deberá pasar de un modelo extractivista a uno productivo, ecológico y meta virtual: ¡Adopción del Software libre ya!
Será la era de la paz, no más violencia, no más polarización, no más mentiras, no más politiqueros, ladrones, mentirosos, no más desigualdad, no más miseria, no más muerte, no más corrupción: ¡Sí a la vida, sí al cambio!
La no-violencia y el pacifismo deberán ser la nueva religión nacional y el Estado Democrático deberá garantizarlo.