¡Qué, si Petro los dejó solos! – gritó una señora, entre el público.
Eso fue luego de mi intervención, en donde planteaba que podía tener mejores relaciones con el gobierno nacional, por ser del Pacto Histórico y el único candidato, entre 9, que representaba el espectro de centro-izquierda.
Fue el debate más difícil de los 8 que tuve, en donde, por regla general, capoteaba los ataques a las políticas nacionales, e intentaba constantemente, mellar la estrategia de los otros candidatos para desviar la atención de los problemas locales, que han ocurrido en administraciones de las que han participado.
Fue difícil, porque era en una urbanización cuyos inquilinos estaban al borde del desespero, porque las malas prácticas de los constructores, les dejaron unos líos jurídicos y de servicios públicos que haría exaltar hasta al más sosegado de los individuos. Los ataques no provenían, esta vez, de los otros candidatos, provenían de la gente, liderados por aquella señora que repetía una y otra vez que no seríamos capaces, porque nosotros no éramos gobierno.
Las encuestas decían que en Antioquia nos iría muy mal. Algunos funcionarios del gobierno, cuando los buscamos, tratando de encontrar apoyos, nos advirtieron que estaríamos solos; como ovejas entre lobos, porque si había recursos, se dedicarían a regiones en donde se tuviera más certeza de obtener escaños. Esto, junto con la estrategia de los poderosos grupos políticos locales, de irnos deshojando como a una margarita: restando líderes, organizaciones, adeptos, a través de sus abultados recursos y promesas burocráticas reales, nos redujeron a un grupo de unas 15 personas, las mismas que iniciamos la campaña presidencial en 2018. Salíamos diario a las calles a recibir insultos y a contrarrestar con esfuerzo, las desproporcionadas campañas políticas de los otros candidatos y a la sensación de que aquí nadie quería al presidente. Luego nos íbamos a trabajar, cada uno en nuestros empleos de subsistencia y a pensar estrategias para seguir recogiendo fondos y sacar material dentro de las limitaciones.
Y nos fue mal, y el tener la advertencia de lo que sucedería, no alivió mucho el dolor de la perdida y ahondó el profundo sentimiento de soledad. La desconexión del gobierno nacional con las bases en los territorios es casi total. El poco encadenamiento lo mantiene un sentido de identificación, pero no una pertenencia real a un proyecto político de país.
Hoy, desde Bogotá, sacan conjeturas y plantean soluciones porque se vienen elecciones que sí les afectan. Algunos nos culpan a los líderes de los territorios, pero como no vinieron a visitarnos, no saben de las vicisitudes, esfuerzos y complicaciones, incluso aquellas que desde la capital nos infligían, al ponernos a rogar por avales que llegaron a las 11 de la noche del último día de inscripción, siendo el único movimiento en una toma absurda de las registradurías, eso en el mejor de los casos, porque en el peor de ellos, muchos municipios se quedaron sin aval, al punto que movimientos como INDEPENDIENTES, siendo nuevo, tuvo más candidatos inscritos que el Pacto Histórico. Registramos en plataforma testigos que nunca fueron inscritos ante registraduría y algunas cosas más que pudimos sortear para las elecciones. Estamos seguros, que hoy, aún no saben quienes somos, no hay siquiera una base de datos de los que hemos dado la lucha en regiones tan difíciles.
Dicen que ahora sí hay que unirnos, y pienso que va a ser más fácil unir los partidos, que unir a Bogotá con el resto del país, porque ya muchos no estamos dispuestos a que vengan en sus correrías tardías a decirnos quienes van a ser los candidatos, quienes tienen más likes, quienes son los dignos representantes de la infocracia, quienes van a ser los ministros, los embajadores, los directores, mientras nosotros recibimos un trato de ganado electoral para llenar plazas y marchas. Si ya tienen todo definido, es mejor que no vengan a fingir discusiones.
Seguimos en esa lucha por las reformas necesarias para el país, y combatiendo las lógicas absurdas de nuestra cultura política local y nacional, pero ya no pertenecemos a la misma clase política, porque eso tiene este sistema de cosas, el poder de estratificar hasta a los antiestratificadores.
Continuamos defendiendo en redes y en los escenarios políticos locales, la apuesta que tenemos desde hace décadas por un país diferente. Queremos que la formidable figura del compañero Gustavo Petro, logre romper algunos esquemas, paradigmas y cambie un poco el destino de nuestro país.
Petro nos tiene a nosotros, esperamos poder tenerlo nosotros a él. Y aunque nadie nos entrevista, nadie nos consulta, esta es nuestra opinión sobre lo sucedido en elecciones y sobre lo que falta por mejorar en el movimiento progresista de Colombia. Desde Sabaneta, el municipio más pequeño del país.