Millones de estudiantes de todo el territorio nacional le dieron al pueblo colombiano y a la clase política una lección de grandeza en el año 2011, cuando la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane) desbordó las calles con multitudinarias marchas vistiendo de alegría y dignidad al estudiantado que ganó la pelea y la reforma a la Ley 30 tuvo que ser retirada. Fue derrotada a tal punto, que después de más de dos años de tumbada la reforma, apenas hace unos meses fue presentado el nuevo proyecto bajo el nombre Acuerdo por lo superior 2034, que tampoco recoge lo que la comunidad educativa le ha dicho al gobierno nacional sobre cómo abordar la dura crisis de la educación superior pública, pero sí las recetas del Banco Mundial. Ya veremos, entonces, la alegría y dignidad de los estudiantes en las calles, exigiendo una real reforma educativa que resuelva los problemas de la desfinanciación, calidad, democracia y autonomía.
Hablar de la Mane es hablar de las organizaciones que hacen parte de ella y que la vienen construyendo desde el año 2010, es hacer referencia a las diversas expresiones estudiantiles que desde hace años han defendido no solo la educación pública, sino, en general, las históricas demandas de los sectores empobrecidos y excluidos, porque estas organizaciones también construyen propuestas para un país mejor. Entre esas organizaciones está la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), que nació en el año 2005 para fortalecer el movimiento estudiantil colombiano con la integración de grupos de estudio, semilleros de investigación, observatorios estudiantiles y demás expresiones que se encontraban aisladas de una articulación nacional estudiantil.
Desde la creación de la FEU han sido muchos los golpes recibidos por parte de la represión estatal, tanto, que hoy se encuentran tres estudiantes detenidos en Caquetá desde el 2011 y, después de tres años, ni siquiera se ha podido comprobar el viejo señalamiento de la pertenencia a las Farc, ni han tenido un debido proceso. A pesar de este golpe y otras amenazas y señalamientos, los muchachos llevan ya tres congresos en los cuales se ha deliberado sobre la realidad del país, la crisis de las universidades públicas y la necesidad de la unidad con otras organizaciones estudiantiles y populares para continuar forjando el país donde todos quepamos.
Lo que más hay que reconocerles a los estudiantes, en general, y a los muchachos de la FEU en particular, es que han vencido el miedo y como decía la canción histórica, son aves que no se asustan de animal ni policía y no le asustan las balas ni el ladrar de la jauría, porque por encima de amenazas y retaliaciones de “fuerzas oscuras" vienen preparando su IV congreso bajo el lema “Desde las aulas y las calles, construimos poder constituyente”. Lema que cobra vigencia hoy, no solo cuando el Ministerio de Educación emite su propuesta “por lo superior 2014", sino porque está enmarcado en el nuevo capítulo de la solución política al conflicto y resignificará los anhelos del pueblo de convertirse en poder constituyente. Es por esto que la propuesta de la FEU va más allá del gremialismo y se entrelaza con las luchas populares para construir, desde las aulas y las calles, una nueva Colombia.