Desde la Alta Guajira, a propósito de la carta de la Ministra Giha

Desde la Alta Guajira, a propósito de la carta de la Ministra Giha

"Como las condiciones son tan desfavorables para los hijos de la Ministra, estudiando en enramada de palo con 50 o más niños, bajo el sol y el agua, sin alimentación"

Por: Brenda Vidal Medina
mayo 23, 2017
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Desde la Alta Guajira, a propósito de la carta de la Ministra Giha
Foto: Primicia Diario

Imagino a los hijos de la Ministra Giha caminando 3 o 4 horas bajo el sol ardiente de la Alta Guajira, con unas cotizas rotas y llenas de polvo a causa de ese bello mar de arena. Por supuesto, los niños Wayuu no se parecen en nada a los niños que puso de ejemplo la Ministra en su carta a los docentes, ellos no merecen ser recordados.

Las condiciones en las que se encuentran estos pequeños de la carta son muy diferentes que las de cualquier niño Colombiano: desayunando un vaso de chicha y una arepa, almorzando arroz con frijoles y cenando lo que el aire puede llenar. Todos los días van a estudiar con el estómago vacío, o una merienda a base de maíz. Pobres, con su ropa rota y vieja, con las manos peladas y los pies heridos.

Me dan más lástima al saber que deben estudiar tanto para poder presentar unas pruebas nacionales que miden sus conocimientos generales. Ni siquiera los niños Wayuu deben sufrir tanto como ellos, porque a ellos si les preguntan acerca de la cultura Wayuu, de su lengua Wayuunaiki, del tejido de la mochila y el chinchorro, de la yonna, la kasha o el jayeechi.

Como las condiciones son tan desfavorables para los hijos de la Ministra, estudiando en enramada de palo con 50 o más niños, bajo el sol y el agua, sin alimentación, ni transporte, con unos docentes que recién salieron del bachillerato y un departamento que los ignora. Sus vidas se han convertido en lucha diaria por salir de esta tierra.

Los niños de los que habla la Ministra tampoco tienen un sistema de salud. Sus hermanos sobrepasan de los 6, su familia vive del chivo y el contrabando de la gasolina. Ven todos los días los ojos de la desnutrición y la injusticia colombiana. Esperan por un servicio de agua potable prometido por el señor Juan Manuel Santos, y por las mil y un promesas de políticos que solo se han cobijado bajo la mentira.

No escribo más porque me da tristeza pensar en esos niños de los que hablo la Ministra, lloro cada día pensando en ellos, en su desafortunada vida y en lo olvidados que están de Colombia.

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