Como un baldado de agua fría cayó en la Casa de Nariño la precandidatura de Jorge Robledo a la presidencia. No podía ser de otra manera, pues durante seis años Santos ha intentado destruir al Polo valiéndose de todo tipo de artimañas, la más recurrente ha sido lanzar dardos envenenados con mermelada. Su última victoria en ese sentido, la consiguió cooptando a Clara López para su gabinete, quien fuera candidata presidencial de la oposición pasó sin siquiera mudar el gesto, a ser la defensora número uno de la política económica y social del gobierno que antes criticaba con aparente ahínco.
Quienes han gobernado Colombia convirtieron en un mar de fango el ejercicio de la política, por ello les asusta que aparezca una flor en el lodazal, que una voz diáfana en medio de la multitud diga lo que pocos se atreven a decir, y que lo haga desde la posición privilegiada de quien nunca ha hecho parte de estos gobiernos. Jorge Robledo entró a la vida política hace cuarenta años, jamás hizo parte de ningún gobierno, ningún presidente se ha elegido con su voto. Sin rabo de paja se ha arrimado a la candela y ha denunciado con rigor y valor civil cada fechoría cohonestada por este gobierno y los anteriores.
Jorge Robledo es, como él mismo se describe, un profesor universitario perdido en el Congreso de la República. En sus intervenciones brilla el esfuerzo por explicar de manera sencilla asuntos que parecen inconmensurables. Ha recorrido palmo a palmo el territorio nacional explicando a millones de colombianos sin importar su origen social o político dos verdades sencillas: la primera, que quienes han gobernado a Colombia son “pulgas del mismo perro”, que, por ejemplo, Santos y Uribe han logrado separar su suerte personal de la suerte del 99 % de los colombianos, de manera que no les importa cómo le vaya al país, ellos siempre ganarán. La segunda, que los países solo cambian cuando los pueblos cambian y estos a su vez se deciden a cambiar a sus gobernantes.
Los países solo cambian cuando los pueblos cambian
y estos a su vez se deciden
a cambiar a sus gobernantes
La polarización calculada en torno al proceso de paz a la que el santismo y el uribismo han llevado al país, tiene como propósito anular cualquier fuerza política que no se alinee con estos dos bandos, de allí la desesperación de Santos frente a la posibilidad de que el Polo funja al senador Jorge Robledo como su candidato presidencial, y de allí también la desesperación de Clara López como peón de brega del Gobierno para intentar sabotear la candidatura de Robledo.
El fenómeno Robledo concita el apoyo de colombianos de a pie sin importar si son del Partido Liberal, Conservador o del Centro Democrático, le apoyan colombianos de todas las condiciones sociales animados por ese proyecto de construir una convergencia nacional en la que quepan las mayorías. Por ejemplo, los empresarios nacionales, a quienes siempre ha defendido, pues propone un proyecto en el que se promueva la producción nacional para subir la escalera que ya subieron los países desarrollados. Robledo entiende que el trabajo y la producción nacionales van de la mano con la defensa de los empresarios colombianos. Ello preocupa a los neoliberales criollos, quienes, siempre abogando por las grandes multinacionales que hacen y deshacen en este país, creen que hacen daño a Robledo al tildarlo de ser “amigo de los empresarios colombianos”, señalamiento que él tranquilo responde, “lo soy, soy amigo de la producción nacional, de la pequeña empresa, la mediana y la grande, de los empresarios que han ligado su suerte personal a la suerte de este país”.
El programa que Robledo ha propuesto resulta tan acertado, que cuenta con opciones reales de ganar el apoyo mayoritario. Es un programa que va más allá de la izquierda y la derecha, en el que caben todos quienes tengan sentido patriótico: defender a los productores colombianos ante la ola de importaciones agrícolas e industriales que los están quebrando; a los trabajadores y sus derechos; la educación pública, gratuita y de calidad; el derecho a la vivienda y un modelo de salud sin la intermediación financiera de las EPS; poner freno al arrasamiento del medio ambiente y garantizar la protección de los recursos naturales para el disfrute de quienes están por venir; parar los abusos de los bancos frente al resto de colombianos. Todo orientado bajo tres principios que siempre predica con su ejemplo, defender la soberanía nacional, es decir, relacionarnos con todos los países del mundo, pero no en condiciones de vasallos, sino de respeto mutuo y beneficio reciproco; combatir de frente a la corrupción y defender las garantías democráticas para todos. Con razón causa tanto desespero para Santos.