A propósito de lo que sucede en la franja de Gaza y las diferencias entre palestinos e israelíes: supongo que antes que entendernos como seres políticos, debemos analizarnos como especie. Si mucho entendemos la praxis de las vocales como para vestir nuestro corazón de colores que difieren la diestra y la siniestra, sin entender el peso de la civilización en nuestra condición humana. Y los que entienden la praxis de los discursos, más arrojados por ambiciones personales, los vehiculizan inoculando el odio de los banderas, de la xenofobia, del racismo, de la economía, achacando valores buenos y malos, positivos y negativos, como etiquetas, dependiendo de la apariencia que tenga cada uno de sus intereses. Y creo que vale la pena repetir una vieja frase de cajón: Hemos disfrazado todo nuestro poder depredador con semántica de civilización. Y las etiquetas para (nosotros) los espectadores de la guerra equivalen a lo mismo: da igual un niño de brazos a un terrorista. Para entender la palabra terrorista en ese mundo de buenos, recurramos a ese imaginario individual y tratemos de ver en sus cabezas que ven sus ojos cuando les enuncian la palabra terrorista? Sus prejuicios le darán a sus corazones todo el poder imaginario y estereotipos de los escritores de novelas de televisión baratas… los malos, es decir, los etiquetados como terroristas son tipos barbados, morenos, de pantalones ralos con odio entre sus ojos y mujeres suicidas de lenguaje vulgar. En la imaginación de estos espectadores buenos (nosotros) ningún malo habla con modales y tampoco estudia en los mejores colegios, y sus fortunas brillantes e impolutas tampoco esta manchada de sangre. Bajo esos preceptos civilizados justifica bombardear todo lo que semeje una guarida de ratas. Total el miedo es una herramienta de desarrollo. Sin el miedo la modernidad seria una teoría de tres ambiciosos locos sentados en una casa medieval en pleno siglo XXl… Pensar que un habitante de la Franja de Gaza por vivir allí es terrorista o que un habitante de Israel esta de acuerdo con bombardear Gaza por ser israelí seria someter nuestra sensatez y comprensión del mundo al mismo nivel de la indiferencia y la complicidad. Pero lo pensamos. Y esto no solo da cuenta de en qué momento de la civilización estamos, sino que nos ubica respecto de la construcción ética y moral que han hecho las herramientas educativas de nosotros como especie en este siglo que acaba de pasar: los intereses del Teleprofeta, de los Políticos y de la Publicidad, la santísima trinidad, anidan en nuestros corazones. Una soberana estupidez. Esas improntas usadas eficazmente por el mundo de la publicidad, de buenos y malos, de terroristas y justicieros, tienen su vida útil apenas en las cajas de los empaques para productos y han borrado de nuestra cotidianidad la obligación de entendernos como especie y una edificación real desde esas ópticas criticas y cómodas de los filósofos y medios de pacotilla. Pero nuestra comprensión permite comprar guerras (planes de televisión) y asiente o no asesinatos con la misma comodidad con que cambiamos ese canal de televisión.
Acaso hemos superado nuestra condición como especie, para creernos en un estadio de civilización?
Tal vez porque a veces me siento en una vieja silla de madera y de superficie basta, no puedo estar de acuerdo con la muerte de inocentes y de ataques barbaros disfrazados de civilización.
