El descuido y el maltrato que muchas veces reciben los menores por parte de sus padres, o algún familiar, hace que busquen refugio en cualquier cosa que les genere entretenimiento o morbo.
La inocencia de muchos de ellos o simplemente la curiosidad, los enfrenta a un mundo donde el fuerte se aprovecha del débil. Mucho de nosotros piensa que regalarle el celular más costoso a nuestros hijos o algún aparato tecnológico de moda, nos hace mejores padres. ¿dónde queda la atención, el tiempo o la dedicación?
Algunos casos que hoy en día son sacados a luz pública con relación al juego de la Ballena Azul, dejan ver que muchas veces no sabemos que hacen nuestros hijos con su tiempo, con quien se relacionan o simplemente que se atreverían a hacer.
Triste ver que detrás de malas palabras, indiferencia o maltrato que muchas veces reciben nuestros hijos de parte nuestra, los lleven a cometer actos que en ocasiones ellos no quieren hacer, sino que se atreven porque dan por entendido que así se acaba el problema que les causó su nacimiento.
Que el dolor ajeno que han vivido tres familias en Colombia, tras tener que ser los protagonistas de este juego, se convierta en una bofetada a nuestra realidad, aquella que muchas veces no vemos porque estamos ocupados en nuestro empleo o quehaceres del hogar.
“Padres, muy pendientes de sus hijos. Padres, muy cerca de sus hijos” este es el mensaje que envía la ministra de Educación, Yaneth Giha Tovar, frente a los casos de suicidio que se han presentado en los últimos días, son palabra que suenan bonitas, pero que se quedan en “palabras”, sino actuamos, sino despertamos.
Como los jefes del hogar, no dejen la responsabilidad de sus hijos en las manos de sus maestros o autoridades, porque ellos tan solo son un apoyo en la formación de los menores, Atrévanse a realizar retos que unan sus familias, dedíquenle tiempo a sus hijos, compartan, dialoguen, tal vez la verdadera clave para que no se dejen guiar por acciones que no reciben en el hogar.