La inesperada pandemia que azotó al mundo llegó a Colombia el 6 de marzo de 2020, donde posteriormente se instauró una cuarentena estricta el 25 de marzo como manera de controlar y mitigar la transmisión del virus —aunque a fin de mes ya había más de 530 contagios—. El pánico crecía, los estantes de los almacenes se desocupaban de forma rápida y el miedo en las familias incrementaba, haciendo aún más difícil pensar con claridad.
Múltiples empresas cerraron y otras tuvieron que migrar al home office para continuar en el mercado. En el mes de abril la movilidad por Colombia era extremadamente restringida debido a que el número de contagios ya era superior a los 2.000 casos y el país entró en fase 3 de pandemia.
La seguridad económica del país estaba en crisis, muchos empleos se perdieron, la oferta y demanda de los productos disminuyó. Los casos de contagio para el mes de mayo ya superaron los 29.300, por esto el gobierno declaró Estado de excepción.
En Bogotá se tomaron medidas de contingencia para disminuir la velocidad de contagio: se cerraron localidades, se instalaron puestos de control epidemiológicos, se instauró el pico y cédula para controlar el aforo de personas en diferentes comercios, y los centros de salud se equiparon lo mejor posible para la ola de contagios que se aproximaba.
Mi madre es enfermera jefe y siento que el personal de salud sacrificó muchas cosas para darle cara a la pandemia y al descuido colombiano: alejarse de sus familias para no enfermarnos, buscar hoteles u hospitales donde vivir mientras los contagios estaban en un pico alto para poder trabajar sin interrupciones, o enfrentar la muerte de seres queridos sin tener posibilidad de hacer algo más.
El mes de junio sin duda tuvo el mayor impacto en el ciclo de la pandemia en Colombia. El "covid-friday” surgió en consecuencia al intento de mantener el día sin IVA para mejorar la economía del país, pero aumentó el número de contagios a 77.113 casos y provocó el cierre de varios almacenes. Los hospitales agotaron sus implementos de bioseguridad en este mes. Conozco empleados que cumplían turnos extra para cubrir los servicios en todos los turnos, algunos tenían que adquirir sus implementos de bioseguridad de forma independiente para tener seguridad en el trabajo, y los que no podían conseguirlos tenían que trabajar con elementos básicos y arriesgar su salud.
En julio, aunque el aislamiento preventivo continuaba y se registró un aumento a 267.285 casos, el presidente Iván Duque ordenó la reapertura gradual de algunos municipios del país. Debido a los conflictos internos que se presentaron por el abuso policial cometido contra el abogado Javier Ordóñez y otros temas, en los meses agosto y septiembre los casos registrados ya eran más de 790.823, por lo que los brotes en los hospitales iniciaron y contagiaron a la mayoría del personal médico, pero al ser uno de los campos más necesarios actualmente sus incapacidades no podían ser mayores a 9 o 10 días.
A diario hablo con mi mamá sobre lo que vive en su trabajo tratando con pacientes positivos de COVID-19, muchos de ellos explican la manera en la que contrajeron el virus. Las respuestas más comunes son: reuniones sociales, no usar tapabocas en la calle o ponerlo mal (sin cubrir la nariz), salir a la calle estando enfermo y no creer que el virus es real.
Como conclusión, considero que el momento en el que estamos sabemos cómo funciona el virus, conocemos los síntomas y los pasos a seguir en caso de estar contagiados, de igual modo, las consecuencias de un mal cuidado ante la enfermedad, pero el descuido que caracteriza a los colombianos sigue siendo el factor primordial para que sigamos teniendo picos altos de contagio.