Los que lo conocían sabían que Leandro podría ser muy violento. Aunque sufría de esquizofrenia hacía rato no se trataba. Su vida se limitaba a dormir todo el día en el apartamento de Valdemoro donde vivía con un perro. Su distracción era sacar al animal al parque y luego ir al gimnasio. Había llegado a ese lugar en el 2014. La familia que vivía en ese lugar había sido desalojada lo que aprovechó Matias para adueñarse del sitio y poner allí un lugar donde hacía tatuajes. Tenía clientela activa. Uno de sus entretenimientos era ver una y otra vez la saga de Hannibal Lecter. Se sabía de memoria frases completas que recitaba en su celda el sicópata más famoso del mundo.
Pero su nombre se hizo conocido en toda España la semana pasada, cuando la Guardia Civil lo detuvo después de comprobarse que había asfixiado, descuartizado y cocinado a una joven española de 18 años. El único pecado que había cometido la muchacha era burlarse de su acento colombiano. Leandro, una vez mató a la muchacha llamó a una exnovia colombiana para que lo ayudara. La mujer llegó al apartamento y encontró pedazos de la española cocinándose en una olla. Inmediatamente lo denunció ante la policía.
La joven, quien vivía en el mismo edificio, según testigos tenía una relación desde hacía meses aunque nunca se ha podido precisar si eran amantes ocasionales o novios. El joven colombiano está preso mientras continúa.
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