Conozco a Viviane Morales desde hace mucho tiempo y siempre he tenido la mejor opinión de ella. La he considerado como una persona seria, inteligente, comprometida con el país, y como una mujer que ha enfrentado momentos difíciles de su vida con gran entereza. Por esas razones y muchas más no logro entender su posición frente a la adopción. Cada día que salen en la televisión los anuncios del Instituto de Bienestar Familiar de niños y jóvenes que buscan ser adoptados, lo primero que se reitera es esa dolorosa característica de esta sociedad colombiana: la inexistencia del padre, es decir, la creciente realidad de Colombia como un mundo de madres solteras. Además, hay reiteradas peticiones de parejas homosexuales que desean adoptar.
Quitarles la posibilidad a los niños abandonados por sus padres de que encuentren ese amor sin el cual es imposible crecer adecuadamente, es un pecado mayor. Y, además, en contravía de lo que sucede en las sociedades actuales, eliminarles a las parejas homosexuales la posibilidad de brindar un hogar a estos menores, es aún peor. Y eso es exactamente lo que propone el referendo impulsado por la senadora y su esposo, Carlos Alonso Lucio. Pero lo peor es el apoyo que han recibido de esa sociedad retrógrada que tiene mucho poder en nuestro país.
Lo peor es el apoyo que la senadora y su esposo han recibido
de esa sociedad retrógrada
que tiene mucho poder en nuestro país
Muchos argumentos se han planteado en contra de ese referendo, pero uno de los más válidos debe ser el reconocimiento de las implicaciones de una decisión de esta naturaleza en el momento que hoy vive el país. La mayoría de las víctimas vivas de este conflicto que ha llegado a una etapa crucial para empezar a construir la paz, son precisamente mujeres, más que viudas son en realidad madres solteras pobres y a ellas se les estaría discriminando. Por ello como lo plantea muy honestamente Juana Uribe, madre soltera de una niña adoptada, hoy la realidad de la familia colombiana es otra muy distinta a la de padre, madre e hijos, y resalta el valor de la familia extendida que aporta con los abuelos, tíos y otros parientes, esa figura que le hace falta a un niño, que generalmente es el padre.
Ese no puede ser el comportamiento de una senadora que milita en el Partido Liberal, que ha demostrado con estas posturas de su senadora más prestante, que de ideología nada tiene, sino que es una colectividad cuyo único norte es tener votos y puestos en el poder político, sin importar que las ideas se identifiquen o no con lo que fueron sus principios. Eso no es un partido político sino una reunión de personas que no representan nada, sino que son los recolectores de votos para defender posturas que traicionan lo que fue su ideario.
Ignorar el momento que vive hoy la humanidad y más aún desconocer la realidad actual de la vida colombiana, es un elemento de discordia con sectores de este país que están tratando de dejar la guerra y aprender a vivir en paz. Muy grave, que precisamente ahora, se trate de mantener criterios revaluados sobre lo que debe ser una familia, condenando de paso a muchos niños abandonados a seguir sin hogar y a muchas mujeres solteras y a parejas homosexuales a perder la oportunidad de conformar ese núcleo familiar que tanto desean, muchas de ellas.
Senadora Viviane: Si eso es liberalismo, que por favor lo expliquen tanto usted como el Partido Liberal. Por eso la desconozco.
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