El Titanic vuelve a ser noticia. Esta vez de la mano de la desaparición de un pequeño submarino para turistas que visitaban sus restos, ubicados en el Atlántico norte. La guardia estadounidense, encargada de velar por la zona donde se encuentra el sitio del naufragio, reportó al periódico inglés ‘The Guardian’ que la embarcación contaba con cinco personas a bordo.
En un comunicado, OceanGate, que gestiona el submarino, dijo estar "profundamente agradecida por la amplia asistencia" que han "recibido de varias agencias gubernamentales y compañías de aguas profundas" en sus "esfuerzos por restablecer el contacto con el sumergible”.
“Todo nuestro enfoque está en los miembros de la tripulación del sumergible y sus familias”, destacó la empresa.
OceanGate organiza visitas dirigidas al lugar exacto donde se encuentran las ruinas del trasatlántico. En esta ocasión, el plan de viaje contemplaba el desarrollo de una excursión de ocho días. El grupo cobra un precio estimado de 250.000 dólares a los turistas y científicos que piden sus servicios.
La cadena de noticias canadiense ‘CBC’ informó sobre las primeras señales de alarma que se vivieron en el barco que transporta el sumergible. El líder del grupo propietario de dicha embarcación, Mi’sel Joe, señaló que la inquietud se apoderó de todos cuando la misión se atrasó un par de horas el domingo por la noche. El empresario subrayó además que otro sumergible estaba en camino desde Estados Unidos para ayudar en las labores de búsqueda.
La obsesión con el Titanic
En declaraciones a ‘The Guardian’, el fundador de ‘OceanGate’, Stockton Rush, puntualizó que buena parte de sus clientes presentan una obsesión sin igual con el sitio del naufragio más famoso de la historia moderna. Una necesidad que su empresa les satisface ofreciéndoles un recorrido único a través de pequeñas ventanas y cámaras de alta definición.
Según Rush, el panorama actual de los escombros submarinos es una combinación de metal y las especies acuáticas que hicieron de su hogar los gigantes amasijos del Titanic. También despiertan la curiosidad de una enorme cantidad de efectos personales esparcidos por el área, pertenecientes a los pasajeros del primer y único viaje del trasatlántico.
La inmersión a las dos secciones que conforman el área del siniestro aclara cuestiones como la forma de vida de las personas de principio de siglo, los momentos clave del hundimiento, la distribución de la embarcación, la ropa que vestían muchas de las víctimas la noche de la tragedia, entre otros.
La tarea de proteger los restos del transatlántico
Contrario a los que consideran el lugar como una atracción, varias han sido las acciones de protección hacia los restos submarinos impulsadas por el debate que califica el sitio como un cementerio. La Unesco declaró el área bajo su protección, escudada en la Convención de Protección de Patrimonio Subacuático del año 2001, que blinda los naufragios con más de cien años de los saqueos y de las exploraciones no científicas.
Hundido a unos 3.800 metros de profundidad y a más de 300 millas de las costas de Canadá, el accidente del Titanic ha despertado disímiles teorías sobre el accidente que lo llevó a su final. Científicamente comprobado y sobre la base de los testimonios recopilados de los sobrevivientes, el barco chocó contra un iceberg a una velocidad que no le permitió maniobrar a tiempo para evitar la colisión.
Fue la obra de ingeniería naval más grande de su tiempo. En el fatídico momento contaba con unas 2.200 personas a bordo, de las cuales fallecieron unas 1.500. El sitio exacto de su ubicación fue descubierto en el año 1985.