Desde las elecciones presidenciales de 2018 a los colombianos les han querido encasillar solo entre dos opciones: uribismo o petrismo, que en apariencia representan lo contrario pero que en el fondo tienen una misma propuesta respecto a las orientaciones económicas que le imprimirían al país, en vista de que están sujetos al recetario de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos –OCDE–, puesto que ambos aprobaron en el Congreso de la República la anexión del país a dicho organismo, que es el verdadero tanque de pensamiento con el cual los Estados Unidos, a través del capital financiero transnacional y las multinacionales, viene imponiendo las condiciones para su saqueo. Ahí tienen asidero sus propuestas, entre ellas, la “revolucionaria” tesis de la transición energética de Petro.
El periódico La República del 23 de junio de 2020 cita la reunión realizada entre el Gobierno nacional y la OCDE, en la cual esta última “recomienda” y Colombia adquiere compromisos en materia de comercio, medioambiente, pesca, químicos, empleo y asuntos laborales, política regulatoria y gobernanza pública.
Detrás del señuelo de “mejores prácticas” y “transparencia”, la OCDE le diseña al Gobierno Nacional las políticas en esos temas, las cuales son llevadas al Congreso de la República para convertirlas en normas constitucionales o leyes.
Esas son las reformas para profundizar aún más el modelo neoliberal que fueron derrotadas en el Paro Nacional del 28 de abril de 2021. Si el país respalda “al que diga Uribe”, es decir, a la coalición oficialista o a Petro, también lo haría a la OCDE y por lo tanto dichas reformas quedarían aseguradas, puesto que ambos están con esta organización.
Esa es una de las razones por la que nace el gran Acuerdo Nacional entre productores y empresarios nacionales, la clase trabajadora y el pueblo en general, dándole al país otra alternativa: La Coalición Centro Esperanza.
Este es el verdadero pacto nacionalista que sin extremismo, ni populismo podrá sacar al país de la más profunda crisis de su historia.
Es una coalición que pone los intereses de toda la nación por encima de los particulares; por eso, el punto noveno de sus principios establece con meridiana claridad: “Trataremos las relaciones internacionales como política de Estado.
Promoveremos relaciones con todos los países con base en el intercambio con beneficio recíproco y respeto a la soberanía nacional”.
Es que en Colombia no se mueve la copa de un árbol sin que lo decida el capital financiero internacional.
Para que no queden dudas del compromiso de la Coalición Centro Esperanza, sus integrantes elevan también a principios, entre otros:
“Reafirmamos que los recursos públicos son sagrados... El saqueo al Estado tiene que parar. Condenamos el clientelismo y las prebendas a grupos de interés partidista o particular... Una nueva política de drogas definida desde la evidencia con un énfasis en la Salud Pública y con respeto a los derechos humanos... Nos comprometemos con la implementación plena del Acuerdo de Paz... Compartimos una visión social de la economía. Promoveremos el desarrollo industrial y agropecuario para la generación de riqueza y del empleo formal y de calidad. Creemos en un Estado que combata la desigualdad y la pobreza, pero también en un Estado que respete la libertad, incluida la libertad de empresa”.
¡Con la Coalición Centro: La esperanza será posible!
