Cuando escribo sobre política hago muchas preguntas, claro, porque la política colombiana es de dudosa procedencia.
Queremos la democracia directa, donde el pueblo manda, pero no sabemos ni utilizar los medios y las herramientas que tenemos hoy. Una de esas herramientas es el voto, la facultad de elegir a las personas que nos representan y a las que terminamos obedeciendo: si no lo hacemos estaremos por fuera de la ley.
El hombre por naturaleza está obligado a tomar decisiones, ¿por qué razón no queremos tomarlas?, hago esa pregunta porque la abstención es muy alta, en las últimas elecciones locales en Bogotá la tasa de abstención fue del 52.7%. El censo electoral de 2011 era de 4.921.266 personas; 1’633.970 personas eligieron al concejo de Bogotá y 721.308 personas eligieron a Gustavo Petro como alcalde. Pero a la hora de pagar impuestos, de movilizarse, de buscar un colegio para los niños, universidad para los jóvenes, pedir buenos servicios públicos y disfrutar a Bogotá en todo su esplendor, nos toca a los más de ocho millones de personas que residen en la ciudad.
En las calles se pide a gritos un cambio; un grito inmóvil, un grito hacia el ombligo, a fin de cuentas un grito estúpido. Apenas 16 concejales son nuevos de los 45 que integran esta corporación político-administrativa de elección popular (pienso que se deben cambiar todos si esto es una democracia). Tienen dos funciones: el control político y la actividad normativa; son el contrapeso del alcalde (pocas decisiones las puede tomar el alcalde solo); deben hacer control a la corrupción y eligen al contralor y al personero.
De esas más de dos millones de personas que no votan se les oye decir: “para que voto si no pasa nada”, “siempre es lo mismo”, “en Colombia y en Bogotá las cosas no van a cambiar”. Yo les digo a esos millones de derrotados en Bogotá que es cierto, las cosas no van a cambiar por sí solas, y a los que deseen hacerlo, que buscan el cambio y toman una decisión los llamo luchadores, los llamo héroes por querer que las cosas pasen y no estar esperando a que los demás decidan por nosotros.
La democracia es una construcción ciudadana, si faltas tú, no estamos completos.